¿Quién lo mató? Hondureña destapa los “engaños” en historia del Cacique Lempira (FOTOS)
La escritora Blanca Moreno explicó cuáles son los errores que hay en la historia tradicionalmente contada en las escuelas.
- Actualizado: 11 septiembre 2022 /
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1 / 11“Nos mantuvieron engañados durante más de un siglo hablándonos de una historia romántica, de que había una batalla, una traición, un pañuelo blanco, pero eso era falso”, dijo la periodista y escritora hondureña Blanca Moreno, quien recientemente sacó a luz su libro “Y de la épica hazaña en memoria... La probanza sin pruebas de Rodrigo Ruiz”.
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2 / 11Durante más de un siglo los maestros de Honduras le enseñaron a sus alumnos que el cacique Lempira, primer defensor de su país, murió a traición luchando en 1537 contra los conquistadores españoles, a causa de un disparo en la cabeza que le infirió un arcabucero desde un caballo.
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3 / 11Los maestros relataban la historia de Lempira a sus alumnos a partir de una recreación hecha por Antonio de Herrera y Tordesillas (1549-1625), quien escribió que “en un caballo, dos españoles, uno que llevaba las riendas y otro con un pañuelo blanco (en señal de paz) lo habían matado a traición”, lo que también recoge el libro.
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4 / 11Pero esa historia de los dos españoles a caballo también “es falsa”, porque “es imposible que una bestia transitara por la zona del peñón de Cerquín, donde abundan los despeñaderos y precipicios”, afirma la periodista, quien como parte de otra investigación para un primer libro suyo, “Crónicas y reportajes históricos” (Editorial Guaymuras), investigó en el Archivo General de Indias, de Sevilla.
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5 / 11Donde murió Lempira, “no pudo haber nunca una batalla, así lo explica muy bien el soldado Ruiz, que aunque mintió bastante, exageró. Él quería cobrar una cantidad de dinero para toda la vida, porque creía que había matado a un indio salvaje, peligroso, que lo que estaba haciendo era peleando su pedazo de tierra”, añadió Moreno, quien también es maestra de educación primaria.
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6 / 11La leyenda de los dos españoles a caballo que llegaron hasta los dominios de Lempira, dejó de ser eso luego de que, en 1987, el historiador hondureño Mario Felipe Martínez (ya fallecido), publicó los primeros 51 folios, de unos 92, de la pobranza de Rodrigo Ruiz, como parte de una investigación en el Archivo General de Indias, lo que también recuerda Moreno en su libro.
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7 / 11Lo difundido por Martínez motivó a Moreno a “aunar esfuerzos para que se conozca la verdad”, profundizando más en la investigación.
Martínez señaló que Lempira había muerto luchando cuerpo a cuerpo contra Ruiz, quien le cortó la cabeza, sin embargo, Moreno considera que en lo que señaló Martínez sobre la muerte de Lempira hay una “equivocación, porque el cacique fue decapitado de noche, según testigos que estuvieron en una batalla con Ruiz.
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8 / 11Según Moreno, Rodrigo Ruiz dice que decapitó a Lempira luchando, “pero era imposible porque uno de los testigos dice que los indios, al día siguiente, lo encontraron muerto, sin la cabeza, porque el soldado español se la llevó, a unos 32 kilómetros de Cerquín para entregársela al capitán Alonso de Cáceres.
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9 / 11La obra, de fácil lectura, también señala que Ruiz “preparó 19 afirmaciones para justificar la muerte de Lempira por traidor, no aceptar la religión ni la majestad del Rey y porque estorbaba para hacer la paz”.
Por haber dado muerte a Lempira, en un acto de “traición”, con el apoyo de otros indígenas, Rodrigo Ruiz dijo en México que pedía “en recompensa mil pesos de oro de minas anuales y a perpetuidad”.
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10 / 11“Sin embargo, tanto su narración, como lo dicho por los testigos -lo que también recoge el libro- que avalaron su solicitud, presentaban contradicciones y matices fantasiosos”, subraya Moreno.
Al final, Ruiz solamente obtuvo un premio de 300 pesos de oro a perpetuidad, lo que según la escritora, fue “una victoria pírrica, que más parecía una caridad”.
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11 / 11“Irónicamente, 300 pesos de oro de minas le costó el caballo, cuyos huesos quedaron entre las estacas que colocaban los nativos del valle de Olancho, según sus propias palabras y las de los testigos comprometidos a declarar lo que él afirmaba”, concluye Moreno.