Antes de la llegada de la Policía Militar al barrio “no aguantábamos, como pueblo de Chamelecón, vivir en zozobra, disparos en cualquier rato, pin, pin, pin... tal vez los niños jugando, uno comiendo... durmiendo”, explicó a la AFP el ciudadano Marvin García, de 52 años, quien vive del lado que domina la MS-13.