Thomas Alva Edison fue educado en casa por su propia madre, que era maestra, pues a los 7 años había sido expulsado de la escuela por “retrasado”.
Su interés se centró especialmente en los temas relativos a los campos de la física y la química. Con tan sólo 12 años Edison empezó a trabajar como vendedor ambulante de periódicos en los ferrocarriles.
Más tarde inició la impresión de un semanario y montó su primer laboratorio en un vagón de tren.
Después de trabajar un tiempo como telegrafista en Boston para la compañía Western Union, en 1869 se trasladó a Nueva York con la intención de establecerse como inventor independiente.
A pesar del poco éxito de su primera patente, relativa a una máquina destinada al recuento de votos, su afortunada intervención en la reparación de un indicador de precios del oro en la Bolsa, cuya avería había causado una crisis, le valió un contrato de la Western Union para introducir ciertas mejoras en dicho aparato, trabajo por el cual percibió la cantidad de 40 mil dólares.
Entre otras de las muchas invenciones salidas de las manos y el ingenio de Edison destacan el telégrafo impresor, el telégrafo cuádruplex, 1874; el micrófono de carbón, que mejoraba el desarrollado por A. G. Bell, inventor de la telefonía; el fonógrafo, 1877, una máquina de dictado.
El antecedente más directo del cine de los hermanos Lumière, el kinetoscopio, 1889; las pilas alcalinas, acumulador de ferroníquel, 1883 y diversos tipos de cemento y de hormigón.
Sin embargo, su invención más popular fue el procedimiento práctico de utilización de la iluminación eléctrica.
La primera demostración práctica, coronada con un éxito completo, tuvo lugar en Menlo Park, el 21 de octubre de 1879, y dio paso a la inauguración del primer suministro de luz eléctrica de la historia, instalado en la ciudad de Nueva York en 1882, y que inicialmente contaba con 85 abonados.