Atrás han quedado la opulencia y la novia clásica. Hoy se impone una tendencia sobria, elegante y muy natural para las jóvenes que están en víspera de boda.
Escotes corazón y palabra de honor, siluetas sirena y cortes princesa con discretos bordados en pedrería son algunos de los diseños exhibidos en la semana de la moda nupcial de Nueva York.
los talleres de Óscar de la Renta y Carolina Herrera reivindican su estilo con cortes retro, pero actualizados con sencillos detalles vanguardistas.
Badgley Mischka seduce una vez más con encajes y pedrería boreal el gusto de las futuras desposadas, mientras que la casa Priscilla de Boston juega con todo, pero no en exceso, sino un poco de cada detalle.
La propuesta
Las novedades incluyen el imprescindible satín, el shantú, la seda, los brocados, el chantilly, las blondas, la pedrería boreal, sobrias columnas de estilizado corte, vuelos y de inspiración etérea.
Reem Acra, la diva del diseño libanés, salpica de color rojo el inmaculado blanco, dándole este toque seductor, aunque abundan más sus ya tradicionales creaciones de exquisito bordado y amplias faldas, pero hoy con menos protagonismo.
La simpleza también parece haberle ganado terreno a los cortes. Hay mucha línea recta y al sesgo, pocas colas en los diseños y drapeados sin mucha revelancia.
El brillo poco a poco va desapareciendo, dando paso arrollador a lo que hoy predomina más en el gusto de todas las novias: la sobriedad.
El famoso y riguroso velo, símbolo de pureza, también deja de destacarse en esta colección y no porque sea anticuado, sino porque las novias se pueden presentar con esplendorosos cabellos o moños recogidos con simples adornos o tules promedio, nada largos ni abundantes.
