La k es una letra que no reúne el cariño de algunos filólogos, quienes la consienten sólo si luce su gracia en voces que proceden de lenguas que no poseen un alfabeto de origen latino, como el ruso, el griego, el japonés, el maorí o el hebreo.
Allí están el japonés con su kimono, su karaoke o su célebre ciudad de Kioto; el ruso con su Kremlin o su Ana Karenina, y el griego con su prefijo kilo, de kilómetro o kilogramo o kilovatio; el kriptón, para referirse a un gas y, por supuesto, el nombre correspondiente de la k en la lengua griega: la kappa. El maorí, lengua de Nueva Zelandia, aporta el kiwi, su ave nacional, aunque el fruto verde de ese nombre que nos gusta comer no es neozelandés, sino de origen chino.
Lenguas de alfabeto latino
La k también se encuentra en lenguas que sí tienen alfabeto latino. En este caso se mantiene esa escritura en español para respetar la grafía del extranjerismo. El francés brindó, por ejemplo, el kermés como una suerte de fiesta al aire libre. El neerlandés aporta kit para el conjunto de utensilios que se ofrecen en juego para algún fin determinado. El alemán voces como búnker o káiser, que a su vez viene del latín. En cambio, en las palabras de origen español se usa más bien la c delante de las vocales a, o, u, para producir el mismo sonido velar sordo oclusivo de la k. Se usa el dígrafo qu antes de las vocales e, i para representar el mismo sonido.
Reivindicación de folklore
Si se ha de respetar la grafía original de las palabras extranjeras escritas con k, no cabe duda que entre éstas debe mantenerse la muy usada forma folklore, que define el conjunto de tradiciones y manifestaciones culturales y artísticas de un pueblo, porque corresponde con su etimología. En inglés, de donde procede, la voz folk hace alusión a un pueblo, lo mismo que el alemán volk, que se pronuncia /folk/. También debe respetarse porque el Diccionario Panhispánico de Dudas declara la validez del uso de las formas escritas folklore, folklórico y folklorista y porque su empleo no se ha perdido entre los hispanoamericanos.
Aclaración
El prurito de cambiar la grafía de la k por la c no se ve en otros extranjerismos. Nadie escribe cáiser para evitar el alemán kaiser.