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Metabolismo Lento... ¿un seguro de vida?

  • Actualizado: 19 junio 2009 /

Los investigadores chilenos Roberto Nespolo y Paulina Artacho, de la Universidad Austral de Valdivia, sostienen en un estudio que los animales con metabolismos más lentos logran sobrevivir más tiempo. Este estudio, llevado a cabo con caracoles de jardín, se publicó después de otros tres informes previos realizados con roedores en universidades de Inglaterra, Estados Unidos y Polonia.

La aportación fundamental del estudio de los especialistas chilenos consistió en demostrar, por primera vez, que los animales que gastan menos energía disponen luego de más recursos para la supervivencia y la reproducción.

    Los investigadores chilenos Roberto Nespolo y Paulina Artacho, de la Universidad Austral de Valdivia, sostienen en un estudio que los animales con metabolismos más lentos logran sobrevivir más tiempo. Este estudio, llevado a cabo con caracoles de jardín, se publicó después de otros tres informes previos realizados con roedores en universidades de Inglaterra, Estados Unidos y Polonia.
    La aportación fundamental del estudio de los especialistas chilenos consistió en demostrar, por primera vez, que los animales que gastan menos energía disponen luego de más recursos para la supervivencia y la reproducción.

    Sangre fría

    “Los beneficios de la lentitud en el metabolismo son aplicables a los animales de sangre fría, como peces, insectos, moluscos, anémonas o anfibios”, afirma el profesor Roberto Nespolo, quien descartó que los resultados puedan extrapolarse a los seres humanos, al menos por el momento.

    La investigación, publicada en la revista científica Evolution, comenzó en 2007 con la selección de un centenar de caracoles de jardín, una especie presente en todo el planeta. Con el fin de calcular el gasto de energía de los caracoles, Nespolo y Artacho controlaron su tasa metabólica base (SMR, por sus siglas en inglés), índice que muestra el mínimo de energía que necesita un animal para estar vivo. Los resultados indicaron que “a tasas más bajas de energía, las posibilidades de sobrevivir fueron más numerosas”, y estas características correspondían a “los caracoles más lentos, que pasaban más tiempo escondidos”.

    Por lo que se refiere a los humanos, el catedrático de Bioquímica de la Universidad de Barcelona, Dr. Mariano Alemany, sostiene que la realización de cualquier trabajo muscular provoca un consumo de energía metabólica, si bien el reposo absoluto requiere de aporte energético.

    Este aporte es indispensable por dos razones: para que se mantenga en funcionamiento el sistema bioquímico de recambio proteico y para que la actividad muscular y nerviosa se sostengan e impidan el bloqueo cardiorrespiratorio.
    En condiciones de reposo y de relajación nerviosa y muscular máximas, el organismo regulará automáticamente el consumo energético imprescindible para mantenernos vivos, que también es conocido como “tasa metabólica basal”.

    Más baja en mujeres

    Los estudios comparativos endocrinológicos más rigurosos coinciden en que la tasa metabólica es algo más baja en las mujeres que en los hombres. También es menor en personas aclimatadas a los ambientes cálidos y mayor en los que suelen vivir bajo temperaturas frías.

    La tasa metabólica guarda una clara relación con la masa corporal, pues cuanto mayor es ésta, más grandes son las pérdidas de calor. Ello obedece a una relación de superficie de contacto con el exterior, más alta en relación al volumen. Esta es la razón por la cual los niños tienen unas tasas metabólicas más elevadas al consumir grandes cantidades de energía, que se invierten básicamente en el simple mantenimiento de su temperatura corporal.
    La velocidad a la que consumimos la energía que proporcionan los alimentos ingeridos determina el grado de tasa metabólica. De forma que cuanto mayor sea este consumo mayor será la velocidad a la que estaremos oxidando los nutrientes, de los que se extrae la energía que después se libera externamente en forma de calor.