Ciudad de México.
Debido a la dificultad para localizar a Luis Miguel, su exrepresentante William Brockhaus quiere contratar a un par de paparazis para que den con el paradero exacto del cantante y que esa información sea brindada a la Policía para detenerlo.
Esta medida ha sido considerada tras la resolución de la jueza Virginia Phillips al girar una orden de captura en California contra el “Sol” por no asistir a una audiencia programada la semana pasada, luego de que el cantante ignorara las notificaciones para testificar en los tribunales por la demanda que Brockhaus ganó en 2016.
Kenneth J. Kelly, uno de los abogados de William Brockhaus, asegura que el artista no es fácil de rastrear. “Vamos a esperar que gente de los medios nos puedan decir dónde está y así avisar a la corte para que tal vez la Policía pueda ir y agarrarlo”, expresó Kelly.
“Nosotros entregamos copias a Luis Miguel donde decía que tenía que presentarse ante la corte a testificar y las ignoró. Por ley no puede hacer eso. El señor se rehusó a tomar los papeles, los puso en su carro y después se fue. Los papeles salieron volando y luego pusimos los papeles en la puerta de su casa, lo que para la jueza fue suficiente evidencia”, explicó el abogado.
En la querella, Brockhaus exige el pago de 1,043,483 dólares por cuestión de honorarios del tiempo que fue su colaborador de 2011 a 2014. Sostuvo que el único interés de su cliente es obtener el dinero que una corte de Nueva York dictaminó que el intérprete estaba obligado a pagarle.
Debido a la dificultad para localizar a Luis Miguel, su exrepresentante William Brockhaus quiere contratar a un par de paparazis para que den con el paradero exacto del cantante y que esa información sea brindada a la Policía para detenerlo.
Esta medida ha sido considerada tras la resolución de la jueza Virginia Phillips al girar una orden de captura en California contra el “Sol” por no asistir a una audiencia programada la semana pasada, luego de que el cantante ignorara las notificaciones para testificar en los tribunales por la demanda que Brockhaus ganó en 2016.
Kenneth J. Kelly, uno de los abogados de William Brockhaus, asegura que el artista no es fácil de rastrear. “Vamos a esperar que gente de los medios nos puedan decir dónde está y así avisar a la corte para que tal vez la Policía pueda ir y agarrarlo”, expresó Kelly.
“Nosotros entregamos copias a Luis Miguel donde decía que tenía que presentarse ante la corte a testificar y las ignoró. Por ley no puede hacer eso. El señor se rehusó a tomar los papeles, los puso en su carro y después se fue. Los papeles salieron volando y luego pusimos los papeles en la puerta de su casa, lo que para la jueza fue suficiente evidencia”, explicó el abogado.
En la querella, Brockhaus exige el pago de 1,043,483 dólares por cuestión de honorarios del tiempo que fue su colaborador de 2011 a 2014. Sostuvo que el único interés de su cliente es obtener el dinero que una corte de Nueva York dictaminó que el intérprete estaba obligado a pagarle.