Autodefinido como “un simple lector”, el prolífico escritor Carlos Monsiváis, que murió el pasado sábado a los 72 años de edad, utilizó como herramientas la inteligencia y la ironía y se caracterizó como una de las voces y plumas críticas y narrativas importantes de su país en la época actual.
Personaje imprescindible para entender el México contemporáneo, Monsiváis se interesó en los más diversos temas; desde los más complejos, como el Movimiento de 1968, hasta personajes de la farándula como Mario Moreno “Cantinflas” o Pedro Infante, de quien se declaró admirador.
Sus innovaciones técnicas y la diversidad de registros de sus textos cambiaron la faz del género de la crónica de manera tal que ningún cronista mexicano después de él está exento de su influencia.
Formación
Monsiváis nació en la Ciudad de México el 4 de mayo de 1938. Estudió Economía y Filosofía y Letras en la Universidad Nacional Autónoma de México, Unam, y desde muy joven colaboró en los más importantes suplementos culturales y revistas del país.
Se desempeñó como secretario de redacción de las revistas Medio Siglo, de 1956 a 1958, y Estaciones, de 1957-1959.
Monsiváis fue becario del Centro Mexicano de Escritores y del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de Harvard.
De su obra
Carlos Monsiváis, quien puso el dedo en la llaga de las heridas sociales con la más fina ironía y la más dramática puntería, se convirtió en ojo crítico inexorable para comprender las manifestaciones culturales del momento.
Según sus críticos, su obra tiende a un doble registro: los movimientos sociales y los grandes personajes, la política y el espectáculo, la cultura popular y la alta cultura.
Para el autor, esta doble vertiente es inexistente, pues no hay verdaderas fronteras entre tales fenómenos y contextos.
En marzo del presente año presentó su más reciente libro, “Apocalipstick”, en el que muestra a la Ciudad de México como una asamblea de lugares.
Desde hace varios años, el escritor había tenido una batalla contra una fibrosis pulmonar que lo llevó en varias ocasiones al hospital.
Era frecuente verlo en sus presentaciones con un tanque de oxígeno y notablemente cansado.