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'Ejemplo os he dado”

  • Actualizado: 08 abril 2009 /

El Jueves Santo es el día en el cual se conmemora la última cena de Jesús con sus discípulos y el lavatorio de pies.

    Hace dos mil años un carpintero de Galilea entregó a la humanidad una lección que aún sigue vigente: la humildad.

    En la última cena, mientras estaban cenando, Jesús se levantó de la mesa, se quitó el manto y se ciñó una toalla, echó agua en una palangana y se puso a lavar los pies a sus discípulos. Un gesto de servicio porque ésta era una actividad reservada exclusivamente a los esclavos.

    Y este día Jueves Santo se evoca ese momento el signo de humildad y sencillez que realizó Jesús al lavarle los pies a todos sus discípulos, diciéndoles que ellos se los deben lavar unos a otros, “en verdad les digo que el siervo no es más que su señor, ni el enviado más que quien lo envió”.

    “El lavatorio de pies que hoy se repite en la may

    Con esta acción el gran maestro sorprendió y les dijo “ejemplo os he dado” y les recordó que deben estar unos al servicio de otros día con día.

    Cómo aplicarlo al diario vivir

    Este día es el momento propicio para renovar el alma, realizar una autocrítica y buscar la forma de servir a los demás, no sólo en ocasiones especiales.

    El servir al prójimo tiene que ser la tónica de todos los cristianos, no importa la forma de hacerlo, pero no olvidar la enseñanza de que el que quiere ser el primero en entrar al reino de Dios, tendrá que ser el último.

    Esto significa renunciar al yo interno y vivir para ayudar a los más necesitados, una acción difícil de cumplir en estos tiempos; sin embargo, no imposible porque es lo único que garantiza la salvación al reino de Dios.

    Una de las formas de poner en práctica este gesto de amor con los demás es ayudando al prójimo con entrega de comida, medicamentos, ropa y todo lo que esté al alcance a instituciones benéficas como asilos de ancianos, hogares de niños, centros penitenciarios y a todo aquél que se acerque y solicite su ayuda.

    A diario usted puede ayudar a los demás con solo brindar un plato de comida a quienes se acercan a su casa a pedirla, puede ayudar a cruzar la calle a un anciano o brindarle apoyo a un niño que quiere un vaso con agua o necesita un par de zapatos porque anda descalza.
    Celebración en la iglesia

    Este día por la mañana en todas las catedrales, los obispos celebran una misa muy solemne con todos los sacerdotes “el presbiterio” de sus diócesis y en ella los sacerdotes con un solo corazón y una sola alma renuevan sus promesas y su obediencia.

    En ella se consagran los óleos, es decir, los aceites que se emplean en sacramentos: el bautismo, la confirmación, la ordenación sacerdotal y la unción de los enfermos.

    La consagración de los óleos se celebra precisamente este día para indicar que todos los sacramentos nos relacionan con el Misterio Pascual de Jesús y que todos los sacramentos tienen su culmen y su centro en la eucaristía.

    Luego de celebrar la eucaristía se expone el santísimo que es la hostia consagrada y se realizan vigilias de oración en signo de la oración de Jesús en el Monte de los Olivos, la noche antes de ser entregado a los sacerdotes.

    La Biblia cuenta que esa noche, el Mesías y sus apóstoles se dirigieron a orar. Él se distanció un poco, rezaba y sudaba cada vez más fuerte, comenzó a sentirse angustiado porque sabía lo que venía y un ángel del cielo lo reconfortó.

    Cuando fue a buscar a sus amigos se dio cuenta de que estos se habían quedado dormidos, Él les dijo: “ha llegado la hora en que el Hijo de Dios debe ser entregado. Levántense, ya se acerca el que me va a entregar”.