Rodeado por un grupo de personas y sentado en las graderías que dan acceso a un portón de emergencia de sol sur, el capitán españolista Carlos Pavón veía minuto a minuto las incidencias del partido en que su equipo Real España no pudo ganar sin él y terminó cediendo el título al Marathón al empatar 1-1 anoche en la final del fútbol hondureño.
En declaraciones previas al partido, el capitán de la Máquina, con sudadera negra y amarilla, gorra y calzoneta, seguía lamentando su lesión, pero insistía en que sus compañeros podían dar la vuelta olímpica sin él y volver a dejar tendido al Marathón como en las dos finales anteriores, pero esta vez no se pudo.
“Tengo mucha confianza en mis compañeros y sé que podemos levantar la copa”, decía a los medios de radio y televisión. En el gol de Everaldo Ferreira, Pavón extendió sus dos brazos. Con sus dedos índices en señal de aprobación, seguramente sintió que el sueño se acercaba y por un instante no maldijo padecer la distensión muscular de su pierna izquierda con la que estuvo peleando toda la semana desde el primer juego en que los verdolagas lograron obtener la ventaja de 1-0, mínima, pero ventaja.
En esta ocasión el líder españolista, de quien se dijo que estaría en la banca para alentar y motivar a sus compañeros, estuvo más quieto y relajado que nunca. Poco habló. Su lenguaje corporal era como de desesperación, de impotencia, como él mismo había manifestado cuando veía que el tiempo le ganaba y no podía recuperarse de esa lesión antes del juego crucial.
Al momento del gol del empate del Marathón en tiro libre impecable de Mario Berríos, Pavón se llevó las manos a la cabeza, se quitó la gorra y se tomó el pelo, como una señal de que se sentía derrotado porque sabía que poco o nada quedaba de tiempo para que sus compañeros tuvieran una reacción que les permitiera el alargue y hacer la diferencia para conquistar el título, el décimo para el Real España y el tercero para él, pero se les escapó.
Ahora Pavón y el Real España tendrán que esperar una nueva final, probablemente con otro técnico, para cumplir el sueño que por lo menos este año no se pudo dar y no tendrán la Navidad que esperaban.