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Boda real en Escocia

  • Actualizado: 31 julio 2011 /

Zara Phillips, nieta mayor de la reina Isabel II de Inglaterra, se casó ayer por la tarde en Edimburgo.

Zara Phillips, nieta mayor de la reina Isabel II de Inglaterra, se casó ayer por la tarde en Edimburgo con el jugador de rugby Mike Tindall, aunque la segunda boda del año en el seno de la familia real británica se celebró esta vez a puerta cerrada, lejos de las cámaras y lo fausto del enlace de William y Catalina.

El hecho de que la ceremonia fuese cerrada al público y a la prensa no desanimó a los curiosos, algunos de los cuales hicieron guardia desde las 5 de la mañana para poder ver a la familia real, sobre todo a William y Catalina, que fueron los más aplaudidos, y a las principales estrellas del rugby del país.

Cientos de curiosos, agitando la bandera del Reino Unido, saludaron con vítores la llegada de la limusina en la que viajaba la novia a la pequeña iglesia de Canongate Kirk, en el barrio histórico de Edimburgo, bajo el sonido de las tradicionales gaitas.

Antes de que las puertas del templo se cerrasen, los presentes tuvieron el tiempo justo de ver un largo vestido clásico de color blanco marfil y una diadema que coronaba la cabeza de la que durante mucho tiempo fue considerada la rebelde de la familia real y que, durante su adolescencia, osó llevar un “piercing”.

Elegancia

El novio, de nariz rota y contextura robusta, vestía un elegante chaqué, rompiendo los pronósticos de aquellos que habían apostado a que llevaría un “kilt”, la falda típica escocesa.

La pequeña iglesia de Canongate Kirk, parroquia oficial de la Reina en Edimburgo, no puede compararse a la imponente abadía de Westminster, en Londres. Zara, conocida por su independencia y su testarudez, deseaba una boda fiel a su imagen, más simple y más íntima que la de sus primos, “sólo con amigos cercanos y la familia”, es decir, apenas unos cientos de invitados, lejos de los 1900 que acogió Westminster.

Aciertos y desaciertos

La princesa Catalina fue una vez más la más acertada, aunque el tono de su atuendo fuese el blanco roto, un color en principio erróneo para un enlace, pero su elegancia y sofisticación bajo un abriguito brocado y un gran tocado circular a un lado con flores en distintos tonos en lo alto, que complementó con un cluth y unos zapatos del mismo color.

Junto a ella un elegantísimo príncipe William ataviado con un frac con camisa azul de cuellos blancos, chaleco azul y corbata granate. Su hermano Harry se decantó por una camisa blanca, chaleco crema y corbata azul.

La princesa Beatrice de York ha optado por una falda cortinera, con una chaqueta azul y un tocado a modo de parabólica caída en su cabeza. A decir verdad, sus zapatos de salón en color crema han sido los únicos en salvarse del merecido suspenso, porque ni tan si quiera ha sabido elegir el bolso apropiado para la ocasión.

Eugenia no fue menos. Se decantó por los tonos tierra, bajo una falda marrón chocolate y una chaqueta de corte pingüino con grandes botones que complementaba al tocado en su cabeza que jugaba con los volúmenes más imposibles.