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Antonio Banderas, de Zorro y Picasso a los Óscar

  • 25 enero 2020 /

Este es el año del español que aspira a un premio Óscar

    Madrid.

    Cualquier espectador de cine, ya sea español o americano, del norte o del sur, sabe quién es Antonio Banderas: es el gato con botas de ojitos tiernos (Shrek), el zorro enmascarado de mil aventuras, y el malagueño más universal y sexy, y desde ya, Salvador Mallo. Y, aunque no lo sabían, es un actor negro. Esa historia, que fue rápidamente corregida, viene del comentario de revistas americanas como Deadline o Vanity Fair de que Banderas era “uno de los dos actores de color (negro)” candidato a los Óscar. Acertaron con la afroamericana Cynthia Erivo, pero Banderas, todo él, como el público ha visto muchas veces es blanco, salvo cuando se tuesta al sol de su casa marbellí.

    “Es como el último chiste que te han contado; me lo he tomado con humor, porque es que no me lo podía creer cuando lo leí en el periódico”, dijo Pedro Almodóvar, para quien el comentario “no dice nada bueno de los medios americanos. Hay gente cateta en todos los lugares, incluso en Hollywood”.

    Aunque Banderas no ha dicho nada al respecto, en la intimidad probablemente se habrá reído y habrá soltado algún chascarrillo andaluz, que le brotan de forma tan natural. Pero ya lo dijo Claude Chabrol: “La inteligencia tiene sus limites, la tontería no”.

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    Afortunadamente, casi todos los españoles y muchísimos habitantes del resto del planeta, saben que este año es el año de Antonio Banderas. Este 2020, en el que el más persistente chico Almodóvar cumplirá 60 años, Banderas está recibiendo -por fin- los premios que su architaquillera carrera le había negado siempre.

    Desde que se convirtiera en alter ego del director manchego en la película Dolor y gloria, con un esfuerzo que solo ellos saben cuánto les supuso personal y profesionalmente, el malagueño se ha llevado 11 premios por esa interpretación, incluido el Premio de la Academia Europea.

    Trayectoria
    Ha encarnado al Zorro y a Picasso, a vampiros y a latin lovers, pero todo comenzó de la mano de Pedro Almodóvar en 1982. A sus 59 años, Banderas recibió su primera nominación al Óscar por su papel en “Dolor y gloria”.

    Empezó con la Palma de Oro de Cannes y después llegaron los premios más prestigiosos de la crítica: de Los Ángeles, a Nueva York y la National Society of Film Critics a los españoles Feroz, y también de festivales como Palm Springs, los Asecan de Andalucía, los Forqué, el San Jordi y el Hollywood Films Awards. Estuvo nominado al Globo de Oro, pero se lo llevó Joaquin Phoenix.

    En un año redondo para él, Banderas se hizo anoche en su Málaga natal con el Goya a mejor actor protagonista por su papel en Dolor y gloria. Pedro Almodóvar ganó a mejor director.

    “Llevo el corazón en la boca ahora mismo”, dijo conmovido tras recibir su primer Goya.

    Triunfador.

    Banderas lleva toda su vida trabajando. Es productor y empresario multidisciplinar. Promotor inmobiliario, dueño de una escudería de motos y de una bodega, soporte de la productora de animación Green Moon, socio principal de Vibuk, una red social que pone en contacto actores, productores y directores, y copropietario de una empresa de compraventa y alquiler de aeronaves.

    Pero sobre todo es actor de resultados innegables: es uno (si no el único español) que ha rodado con casi todas las “bestias” de Hollywood, de Woody Allen a Neil Jordan (Entrevista con el vampiro), o Robert Rodríguez, con quien se convirtió en Gregorio Cortéz, el padre de la entrañable saga Spy Kids.

    En EEUU debutó con Los reyes del mambo (1991), donde cantaba y tocaba la trompeta y donde mostró sus cartas como seductor: con 31 años, Banderas era una promesa latina arrebatadora. Participó en la película del danés Bille August “La casa de los espíritus” (1993); protagonizó la serie “Benito Mussolini” y rodó “De amor y de sombras” (1994); de entonces es también “Entrevista con el vampiro”.

    Le siguieron “Desperado” (1995), la primera con Robert Rodríguez; y “Four rooms” (1995), de Quentin Tarantino; “Evita” de Alan Parker (1996), y “La máscara del zorro” (1998), con la que ganó su primer Premio del Cine Europeo.

    A finales de los noventa debutó como realizador con la película “Crazy in Alabama” (1999), protagonizada por su esposa Melanie Griffith. Luego hizo “El camino de los ingleses” (2006).

    En 2003 estrenó en Broadway con gran éxito el musical “Nine”. Volvió a Madrid para rodar con Almodóvar “La piel que habito”. El chico Almodóvar se había hecho mayor y su contenido Robert Legard ya avanzaba este Salvador Mallo que tantas alegrías le está dando.

    Repitió con Allen, y se estrenó con Steven Soderberg y Jean-Jacques Annaud; en 2013 participó con un pequeño papel en Los amantes pasajeros y en 2014 fue ‘mercenario’ con Sylvester Stallone, Harrison Ford, Mel Gibson, Arnold Schwarzenegger y Wesley Snipes.

    Y así ha transcurrido su vida antes de convertirse en Salvador Mallo. Lo bueno no es que Banderas haya llegado a los Óscar, nominado entre los mejores actores del mundo, sino que el público y la crítica han respaldado su esfuerzo.