San Pedro Sula, Honduras.
Más allá de la condición legal, se calcula que hay 1.2 millones de hondureños viviendo en los Estados Unidos. La distancia no impide que estos compatriotas recuerden un pedazo de su tierra a través de los platillos tradicionales de las festividades navideñas.
En relación a lo anterior, el 79.3% de los hondureños en el extranjero residen en EUA; 6.1% en España; 5.5% en el resto de Centroamérica; 4.7% en Argentina y 4.4% en otras partes del mundo. Todos ellos a mayor o menor medida demandan tamales, torrejas en miel, montucas, rompopo, alcitrones, pan de coco, y cazabe, entre otros.
“Gente de Houston o Miami visitan y aprovechan para llevarse sus tamales o vienen a degustarlos acá. Hubo un señor que vino este mes y dijo: ‘Me fui hace siete años y vengo a encontrar el mismo sabor del tamal’, eso le halaga a una, porque aunque las cosas estén caras, yo no le bajo la calidad”, dice Josefina Rivera, del local Tamales La Quinta en San Pedro Sula.
Una encuesta elaborada por el Banco Central de Honduras (BCH) refiere que el 69.7% de los migrantes catrachos consumen productos nacionales en su país de residencia.
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Constante crecimiento
En estudios anteriores, la Fundación de Inversión y Desarrollo de las Exportaciones (Fide) determinó que los productos nostálgicos mueven hasta L232 millones anuales.
Liliana Sánchez, directora de promoción de exportaciones de Fide, explica que esta pequeña industria es un mercado en constante crecimiento y no solo por la comunidad de hondureños en Norteamérica y Europa. “Estos productos se convierten en étnicos cuando entran al mercado de la main street (clase media) y el consumidor desea experimentar con comidas de otros países”.
Ricardo Puerta, sociólogo cubano, coincide en esto y agrega que existe potencial para que otros países inviertan en estas mercancías. “Probablemente habrá producciones con capital extranjero en Honduras, puesto que son productos con un mercado cautivo en Norteamérica”, asegura.