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La deflación es el nuevo fantasma de los mercados

  • 16 octubre 2014 /

Las preocupaciones por una posible deflación son más pro­nunciadas en Europa y Japón.

Nueva York, Estados Unidos.

Detrás de la agitación en los mercados acecha un temor que las autoridades creían haber supera­do hace unos años: la deflación.

Una caída generalizada en los precios al consumidor sur­gió como una gran preocupación tras la crisis de 2008 al evocar la Gran Depresión de los años 30 y las dos décadas perdidas de Japón. Los bancos centrales del mundo han desplegado en los úl­timos años una variedad de polí­ticas de crédito fácil para comba­tir sus efectos debilitantes.

Ahora, sin embargo, nuevas señales de desaceleración global, la caída en los precios de las ma­terias primas y las acciones y los menores retornos de los bonos sugieren que el riesgo de una de­flación sigue latente. Tales ame­nazas se producen cuando la Re­serva Federal de Estados Unidos se encamina a poner fin este mes al programa de compra de bonos que ha sido una de las principales herramientas en su lucha contra la caída de los precios.

Las preocupaciones por una posible deflación son más pro­nunciadas en Europa y Japón, dos economías donde las autoridades tienen problemas para reactivar el crecimiento económico.

Sin embargo, las caídas recien­tes en los precios de los commo­dities sugieren que un descen­so en los precios al consumidor —aunque no necesariamente una deflación— podría transformarse en un fenómeno más amplio, que repercutiría en EE.UU. y los mer­cados emergentes.

Los temores han impactado los mercados, en especial los de Eu­ropa. Los inversionistas se des­prendieron el jueves de acciones y bonos de las economías conside­radas más débiles de la zona euro, como Grecia, Portugal, España e Italia en la segunda jornada de una ola de ventas que trajo a la memo­ria los momentos más delicados de la crisis de la deuda entre 2010 y 2012.

Las principales bolsas euro­peas cayeron, con la salvedad de Alemania, pero el acontecimien­to más dramático tuvo lugar en el mercado de renta fija, donde el rendimiento del bono soberano de Grecia a 10 años se disparó más de un punto porcentual para alcanzar casi 9%. Tasas de interés tan altas vuelven prácticamente imposible que el gobierno griego acuda a los mercados para financiar las nece­sidades del país.

“Lo que observamos es la re­velación de que la situación en la zona euro es muy precaria”, indicó Charles Wyplosz, profesor de eco­nomía internacional en el Institu­to de Postgrado de Ginebra. “Esta­mos sentados en un polvorín”.

Los mercados estadouniden­ses, en cambio, repuntaron hacia el final de la sesión y cerraron con leves pérdidas. El Promedio Indus­trial Dow Jones descendió 24,50 puntos, 0,15%, a 16.117 unidades. El S&P 500 ganó apenas 0,27 pun­tos para ubicarse en 1.862 unida­des y el Índice Compuesto Nasdaq, donde predominan las empresas de tecnología, cerró 2,07 puntos al alza a 4.217 unidades.

Los temores por la deflación son especialmente pronuncia­dos en Europa, donde la inflación anual en los 18 países que utili­zan el euro alcanzó 0,3% el mes pasado, un mínimo de cinco años y un nivel muy por debajo de la meta del Banco Central Europeo de poco menos de 2%.

Cuando la inflación es tan baja, no haría falta un golpe muy vio­lento —como el debilitamiento de Alemania o tensiones geopo­líticas en la vecina Ucrania— para que la economía caiga en defla­ción. Algunos países de la zona euro, como Italia, ya lo están.
El riesgo de deflación en Euro­pa es “un temor real”, sostuvo en una entrevista Jeremy Stein, pro­fesor de la Universidad de Harvard y ex gobernador de la Reserva Fe­deral de EE.UU. “El tratamiento correcto (para las autoridades) es ser agresivos”, aseveró.

El presidente del BCE, Mario Draghi, tomó medidas para com­batir la deflación en junio y sep­tiembre, al llevar a la institución que encabeza a reducir la tasa de interés a mínimos históricos y pre­sentar un plan de préstamos a ban­cos y compras de valores respalda­dos por activos y bonos cubiertos.Pero hay poco consenso para em­prender medidas más enérgicas —el tipo de estímulo monetario que han desplegado la Fed, el Ban­co de Inglaterra y el Banco de Ja­pón— como compras a gran escala de bonos soberanos.

La resistencia que enfrenta Draghi ha puesto en duda la fe de algunos inversionistas en que las autoridades europeas combatirán la amenaza. “Ahora la mayoría de los inversionistas reconoce que la capacidad de los bancos centrales de hacer frente a lo que aqueja a la economía global es menor de lo que creían”, señaló Mohamed El-Erian, asesor económico en jefe de Allianz Group.

En tanto, hace poco Japón ha­bía comenzado a registrar un cre­cimiento sostenido, que ayudó a llevar su tasa de inflación por en­cima de 1%, tras años de deflación intermitente. Pero la inflación vol­vió a debilitarse en los últimos me­ses conforme la economía perdió fuerza después de un aumento del impuesto al valor agregado. Aho­ra, el gobierno debe decidir si vol­ver a subir el impuesto a las ven­tas, lo que podría frenar aún más el crecimiento. Las dificultades de Japón, a pesar del enorme estímu­lo inyectado por el banco central, ilustran lo difícil que es para una economía salir de la deflación.

La debilidad del crecimiento global “debe ser una preocupa­ción para todas las economías”, dijo el gobernador del banco cen­tral de India, Raghuram Rajan, en una reciente entrevista con The Wall Street Journal.
La situación de EE.UU. es muy distinta a la de Europa y Japón. La inflación ha estado subiendo y se acerca al objetivo de 2% de la Fed, pero ahora enfrenta una tendencia a la baja ante el débil crecimien­to global y al fortalecimiento del dólar. En tanto, la Fed se enca­mina este mes a terminar con su programa de estímulo a través de la compra de bonos que lanzó en septiembre de 2012.