Durante décadas, Asia alimentó su desarrollo al vender productos a Occidente. Ese motor ahora está perdiendo potencia, y amenaza con debilitar la expansión económica de la región.
Las exportaciones combinadas de las cuatro potencias de Asia —China, Japón, Corea del Sur y Taiwán— cayeron 2% en los primeros tres meses de este año frente al mismo período del año anterior.
La caída de China es particularmente llamativa. Beijing reportó el viernes pasado que su superávit de cuenta corriente para el primer trimestre, que mide todo el comercio y transferencias únicas, se redujo a un mínimo de tres años.
Las exportaciones registraron marcadas reducciones en las dos últimas décadas, luego de la crisis financiera asiática en 1997 y el estallido de la burbuja de las punto com en 2001. Pero se recuperaron con rapidez para alcanzar tasas de dos dígitos luego de poco más de un año, conforme la economía mundial se recuperó.
No fue así esta vez. Las exportaciones aumentaron en 2010 tras la crisis financiera mundial. Pero cayeron desde entonces y ahora apenas se encuentran en territorio positivo, a pesar de que la economía de Estados Unidos ha revivido.
Esta debilidad refleja un cambio marcado en la economía global. Durante décadas, desde los años 60, las economías asiáticas encabezadas por Japón, luego Corea del Sur, Taiwán y China, se convirtieron en la fábrica del mundo, con una fuerza de trabajo barata que impulsó una ola de exportaciones.
Hoy, no está claro si las exportaciones aún pueden brindar ese atractivo. El crecimiento general se está desacelerando en muchos países asiáticos.
“Ese modelo que tenía Asia de depender del canal comercial, desapareció”, aseguró Markus Rodlauer, subdirector para Asia y el Pacífico del Fondo Monetario Internacional en Washington.
Las teorías que buscan explicar este cambio proliferan. La más prominente: que esta vez la recuperación estadounidense es distinta. En los cinco años desde que terminó la recesión, el crecimiento en todos los bienes y servicios en EE.UU. promedió sólo 1,8%, la mitad del ritmo de las tres expansiones previas.
La recuperación está tomando impulso, pero es alimentada por inversión de capital en áreas como la exploración de petróleo y gas que no dependen mucho de las importaciones.
El crecimiento en el gasto de consumo en EE.UU., en tanto, se mantiene estancado en alrededor de 2% desde hace más de dos años, conforme los estadounidenses pagan deudas, frente a más de 3% hace una década. Eso significa menos demanda para las exportaciones asiáticas.
Las importaciones de EE.UU. de productos de China, Japón, Corea del Sur y Taiwán creció sólo 1% en 2013, un descenso desde 13% en 2004.
Otra teoría sobre la caída de las exportaciones: los frutos de los éxitos de Asia —salarios más altos, mejores estándares de vida— lo convirtieron en un centro de manufactura demasiado costoso. Eso ocurre desde hace años en Japón, Taiwán y Corea del Sur, a medida que avanzaron en la cadena de valor