Más de la mitad de la fuerza productiva del país está vacante y el panorama no parece mostrar mejoría, al menos según los números oficiales de los últimos meses.
De acuerdo con el directivo del Consejo Hondureño de la Empresa Privada, Cohep, Benjamín Bográn -citando datos oficiales-, los altos costos de producción y las trabas burocráticas para montar empresas en el país han disparado la cifra de desocupados hasta el 52 por ciento de los ciudadanos.
Y los números no pintan para bien porque, según el empresario, a inicios del año los desempleados eran el 48 por ciento de la población, por lo que el índice ha aumentado. Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas, INE, a finales de 2010 había cerca de 1.5 millones de hondureños con problemas de empleo.
Para Bográn, las dificultades en el país para establecer negocios ahuyentan a los empresarios y por ello se abren menos oportunidades de empleo para los nacionales. “Ahora es más fácil montar mi empresa en Nicaragua o El Salvador, donde existen costos económicos más bajos que en Honduras”, expresó el dirigente empresarial.
El empresario comparó los costos de producción en el país con los de Costa Rica, donde el mejor nivel académico de los trabajadores eleva el precio de la confección de productos. Este fenómeno golpea con mayor fuerza a los pequeños y medianos empresarios, que difícilmente pueden enfrentarse a esta realidad.
Como ejemplo citó el caso de los porcicultores, que en las condiciones actuales están en desventaja respecto a sus pares centroamericanos. “¿Cuál es la queja de los porcicultores locales? Que la carne de cerdo de Guatemala se vende a menor costo que la producida en el país”, indicó.
Otra de las industrias que a juicio del dirigente empresarial presenta una desventaja para los nacionales es la maquila -textil y de arneses eléctricos-, que se encuentra dentro de un régimen especial porque sus competidores son otras firmas internacionales.
El salario mínimo oficial pagado en esta industria es 3,428.40 lempiras, mientras que en otros sectores asciende a 5,886. “Realmente esa brecha es inexistente porque el ingreso de los trabajadores de la maquila ronda los 6,000 y 6,600 lempiras mensuales”, mencionó. De ahí el problema, según él, de una abrupta alza del salario mínimo.
Como lo informó esta semana LA PRENSA, el alto costo de la mano de obra nacional en ese sector sería uno de los detonantes para que las maquilas estén emigrando a Nicaragua y El Salvador, lo que podría empeorar el desempleo en el futuro cercano.