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Las remesas representan el 26.6% del PIB

  • 27 diciembre 2021 /

Un informe reciente del Banco Mundial reafirma que las remesas familiares son el oxígeno para gran parte de las economías de América Latina y el Caribe.

Redacción

Un informe del Banco Mundial confirma lo que ya se ha evidenciado en las últimas dos décadas: las remesas familiares son el oxígeno de las economías de América Latina y el Caribe.

El envío de dinero de los migrantes a sus familias en la región ha crecido un 21.6% este año, informó el organismo con sede en Washington DC.

Según estimaciones, las remesas hacia Latinoamérica alcanzarán un nuevo récord de $126,000 millones en 2021; es decir, 21.6% más que en 2020.

El 83.2% de las familias hondureñas que reciben este dinero lo utilizan sobre todo para pagar gastos de alimentación, servicios de salud y educación, revela el BCH.

Estas transferencias son un “salvavidas” para los hogares, que las destinan principalmente a alimentación y cuidados de salud, señala el BM.

Con relación al producto interno bruto (PIB), el valor de las remesas familiares supera el 20% en varios países, como El Salvador (26.2%), Honduras (26.6%), Jamaica (23.6%) y Guatemala (18%).

“De hecho, en los países de ingreso bajo y medio el flujo de remesas supera a la inversión extranjera directa (IED) y la asistencia externa para el desarrollo combinadas, de modo que son un pilar para los hogares, que con ellas cubren gastos básicos como alimentación, salud y la educación, principalmente en momentos de dificultades económicas”, dijo César Addario Soljancic, experto en estrategias de Deuda Soberana de los Mercados Emergentes en ALC.

Los efectos adversos de la pandemia de covid-19 y los huracanes contribuyeron a un mayor flujo de las remesas hacia México y Centroamérica, afirma el Banco Mundial.Pero también han influido la recuperación del empleo y los programas de ayuda fiscal y social en países como Estados Unidos, principal destino de muchos migrantes latinoamericanos.

Otro de los factores a tener en cuenta es el aumento del número de migrantes en tránsito en México y otros países porque muchos han recibido remesas del extranjero para cubrir los costos de vida y viaje, apunta el Banco Mundial.

Los tres países centroamericanos, altamente dependientes de las remesas familiares que envían sus ciudadanos en el exterior, defienden al unísono el derecho a la migración. Foto: AFP

En 2022 se espera que las remesas crezcan un 4.4%, principalmente debido a una perspectiva de crecimiento más débil en Estados Unidos, de acuerdo con la previsión del organismo multilateral.

El promedio global del costo de las transferencias ha bajado, pero es dispar. Enviar $200 a la región costó un 5.5% en promedio durante el primer trimestre de este año, es decir, un poco menos que el mismo lapso de 2020 (6%).

A nivel mundial, la recuperación económica en Europa y EE UU ha impulsado las remesas a los países pobres, hasta el punto de superar el monto de la inversión directa extranjera y la ayuda pública al desarrollo, afirma el BM.

En Honduras. Al 16 de diciembre de 2021, las remesas familiares sumaron $7,011.8 millones, según cifras preliminares del Banco Central de Honduras (BCH), lo cual significó un incremento interanual de 28.6% con relación a la misma fecha del año pasado.

Recuperación

El sólido repunte previsto para este año se produce después del descenso en 2020 del 1.7%, en medio de la recesión mundial provocada por la pandemia de covid-19, destacó el BM.

El 95.3% de las remesas procede de los hondureños en Estados Unidos, un 2.8% llegó desde España, un 0.7% de Canadá, un 0.3% de México y el restante 0.9% de otros países, detalla el BCH.

Según estimaciones oficiales, en Estados Unidos viven más de un millón de hondureños, la mayoría de ellos en condición irregular.

El 81.3% de los hondureños envió una remesa promedio de 425.2 dólares al mes y el 95.2% fue enviada a través de transferencias electrónicas, señala el documento.

Las madres hondureñas son las principales receptoras de las remesas familiares (44.9%), seguido de hermanos (15.9%), hijos (10.7%), padres (9.7%), cónyuges (6.5%), abuelos (3.5%), tíos (3%) y primos (1.7%).

El 83.2% de las familias que reciben este dinero lo utilizan sobre todo para pagar gastos de alimentación, servicios de salud y educación, y solo un 4% lo destina a inversión.