20/12/2025
11:05 PM

Bienvenida Colombia a Centroamérica

El nuevo amigo del vecindario centroamericano viste de amarillo, azul y rojo, baila cumbia y se precia de tener siempre en casa un buen café. Hacia el sur, es el vecino más próximo y; sin embargo, representa menos del 2.5% de las exportaciones totales del istmo y apenas el 1.9% de sus importaciones.

El nuevo amigo del vecindario centroamericano viste de amarillo, azul y rojo, baila cumbia y se precia de tener siempre en casa un buen café. Hacia el sur, es el vecino más próximo y; sin embargo, representa menos del 2.5% de las exportaciones totales del istmo y apenas el 1.9% de sus importaciones.

Se trata de Colombia, el país andino que, en los albores del segundo mandato del presidente Álvaro Uribe ha llegado a Centroamérica para quedarse. Un Tratado de Libre Comercio, TLC, con El Salvador, Guatemala y Honduras y su reciente ingreso al Plan Puebla-Panamá dan fe de ello.

De hecho, en junio pasado Uribe dijo que la negociación del TLC con el llamado Triángulo Norte de Centroamérica sería un “ejemplo de cómo avanzar en la integración de las Américas, superando antagonismos ideológicos”.

Viejos conocidos

Colombia y Centroamérica son, al menos, viejos conocidos. Comparten no sólo la proximidad geográfica, sino también rasgos socioeconómicos y culturales. Ambas regiones tienen poblaciones que rondan los 40 millones de habitantes y un ritmo de crecimiento del Producto Interno Bruto, PIB, cercano al 4%, US$ 20.000 millones. “Nos conocemos tan poco, que nos sentimos lejos”, afirma Jorge Ramírez Ocampo, ex ministro de Desarrollo de Colombia y socio de Araujo Ibarra y Asociados, una firma especializada en negocios internacionales con sede en Colombia.

El comercio que hasta ahora ha mantenido el país andino con Centroamérica ha sido mínimo. En 2004, por ejemplo, las exportaciones a los países del istmo representaron un 4% del total y las importaciones desde Centroamérica, un 3.4.

Según Ramírez, las regiones están de espaldas “porque en Colombia seguimos creyendo que los centroamericanos son nuestros hermanos pequeños y hace tiempo que dejaron de serlo”.

Mientras que en 1990 el PIB de Centroamérica equivalió al 70% del colombiano, el año pasado la cifra se invirtió y el PIB del istmo, $ 89,000 millones, pasó a representar el 110% del de Colombia. Esto, sumado a la estabilidad de las democracias, genera un panorama muy atractivo.

Para el ministro de Comercio de Colombia, Jorge Humberto Botero, “Centroamérica ha dejado de ser la zona de conflicto que fue en los 80 y las economías han logrado mantener un crecimiento positivo, a pesar del impacto negativo de los precios del petróleo”. Además, la apertura comercial que ambos han negociado con Estados Unidos facilita un acuerdo entre ellos.

¿Por qué? “Resultaría incomprensible que después de negociar un TLC con Estados Unidos, no fuéramos capaces de hacer un movimiento recíproco”, señala Botero.

Las estimaciones de crecimiento a raíz del TLC también motivan a cualquiera. Según un estudio de Araujo Ibarra y Asociados, los 100 productos colombianos de mayor potencial en Centroamérica tienen un mercado de importación en el istmo de US$ 2,830 millones.

Y si Colombia llegara a proveer el 10% del total de las importaciones de Centroamérica, podría percibir ingresos por unos US$ 4.000 millones.

De la misma manera, los 100 productos centroamericanos de mayor potencial en Colombia tienen un mercado de importación en el país andino que supera los US$ 3,000 millones.

Pero unas cifras tan alentadoras no lo hacen todo. Los expertos coinciden en que el TLC entre Colombia y el Triángulo Norte fue impulsado, a su vez, por un proceso político de gran envergadura: el ingreso de Colombia al Plan Puebla Panamá, PPP.

El mismo Uribe dijo que uno de sus mayores logros en política exterior ha sido unirse a esta iniciativa de integración regional, lanzada en 2001 por el presidente mexicano Vicente Fox.

Según Marcelo Antinori, coordinador del PPP en el Banco Interamericano de Desarrollo, “justo cuando el cambio de gobierno en México podría haber generado un bajón, el plan recibe un espaldarazo de un socio grande”. La misión de Colombia será ahora inyectar al plan una dosis extra de dinamismo.

Su ingreso coincidió con el inicio de la construcción -reiteradamente aplazada- de una línea de transmisión que conectará las redes eléctricas de los países, valorada en US$ 385 millones.

Colombia también podría liderar el desarrollo de un mercado energético, principalmente con biocombustibles, e incluso retomar la oxidada idea de construir una carretera que una las Américas, a través del llamado Tapón del Darién.

Rumbo a Asia

Este acercamiento con el istmo tiene una relevancia mucho mayor que la de simplemente incrementar el comercio bilateral.

Primero, el TLC con Centroamérica es un paso más hacia la formación de una plataforma común entre los países latinoamericanos que tienen costas sobre el Pacífico, desde México hasta Chile. El objetivo: emprender una embestida comercial que dinamice la participación de la región en los mercados asiáticos.

“En el siglo XIX, nuestras naciones miraron hacia Europa; en el siglo XX, hacia Estados Unidos y nuestro propio continente”, explica el ministro Botero.

“En el siglo XXI, sin abandonar los vínculos anteriores, tenemos que ampliar el ámbito de nuestros intereses con una atención especial a la región Asia-Pacífico”.

Cifras

25,00O

millones de dólares

Fueron las exportaciones de los países centroamericanos en conjunto en el 2005.

40

millones

De habitantes es la población de Centroamérica, casi la misma cantidad de Colombia.

Competitividad

Los países de América Latina necesitan fusionar sus capacidades comerciales para generar una masa comercial importante.

Por ejemplo, con la entrada de Colombia al PPP se creó un mercado de 110 millones de habitantes, nada despreciable para cualquier inversionista extranjero. Conforme se amplíen estos bloques comerciales, la región podrá mejorar su competitividad.