La deuda externa del país tendrá que sumar otros 100 millones de dólares (2,033 millones de lempiras) con la adquisición de un nuevo préstamo para mantener el programa asistencialista Bono 10 Mil.
La semana anterior la designada presidencial, María Antonieta Guillén, dijo que el Gobierno estaba buscando el financiamiento de 78 millones de dólares para continuar con ese programa, y ayer, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) confirmó que aprobó los fondos para la administración Lobo Sosa, aunque el total del préstamo será de 100 millones, es decir, 32 millones más de lo anunciado.
“El financiamiento del BID consiste de 70 millones de dólares del capital ordinario, con un plazo de 30 años, un período de gracia de 5.5 años y una tasa de interés basada en Libor (tasa de referencia internacional), y 30 millones del Fondo para Operaciones Especiales, por un plazo de 40 años y un período de gracia 40 años y 0.25% de interés. La contraparte local es de 10 millones”, explicó el organismo financista en un comunicado.
Analistas como Raúl Reina han indicado que “estos préstamos suman a la deuda externa sin ningún resultado positivo”, porque no cumplen su objetivo de reducir la pobreza entre la población hondureña.
BID pide optimizar el bono
Aunque el BID reconoce que el programa social ha beneficiado a unos 350 mil hogares, considera que “mejorando la eficiencia y focalización del programa se pueda llegar a cubrir el 50% de los hogares en extrema pobreza en zonas rurales”.
Uno de los riesgos que tiene este tipo de ayuda, según los analistas, es que va orientado más a ganar votos que a mejorar la situación de los beneficiarios, lo que explica que a meses de las elecciones se insista en conseguir fondos para mantenerlo.
