La Reserva Federal de Estados Unidos (FED) aumentó ayer por primera vez en siete años la tasa de interés -que era casi nula- para dinamizar la mayor economía mundial.
Cuando el primer referente comenzó a caer en 2007, la FED redujo sus tasas en forma escalonada en 10 etapas desde 4.75% en septiembre de ese año a un nivel sin precedente de cero a 0.25% el 16 de diciembre de 2008. El objetivo era evitar un colapso del sistema financiero tras la quiebra del banco Lehman Brothers.
La decisión, que sitúa los tipos ahora entre el 0.25% y el 0.50%, se tomó por unanimidad. El comunicado del banco central estadounidense apunta que dadas las circunstancias actuales, el proceso de ajuste monetario se producirá gradualmente.
De este modo, se pone fin a siete años en los que el valor del dinero en EUA ha estado cerca de 0%.
“Ese incremento es tan relativamente pequeño que el efecto es más psicológico que otra cosa. El mensaje sublime que puede estar enviando la FED es que si subieron las tasas, la economía estadounidense está mejorando”, considera Carlos Urbizo, analista económico y empresario.
Agrega que la estática en las tasas de interés era una señal de descanso y que era cuestión de tiempo que la Fed demostrara “que está viva”.
Para Hugo Noé Pino, economista sénior del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi) y docente investigador de la Universidad Tecnológica Centroamericana (Unitec), el aumento gradual de las tasas de interés es una señal tranquilizante para los mercados “porque se temía que pudieran haber cambios de dirección muy abruptos que se tradujeran en aumentos fuertes de interés”.
El efecto indirecto para Honduras dependerá, principalmente, de cuánto incrementen las tasas de interés activas porque impactaría en los préstamos que el Gobierno hace en el mercado internacional, y de momento no repercute a los créditos que mantiene Honduras con los organismos internacionales porque están las condiciones dadas, explica el también expresidente del Banco Central de Honduras (BCH).
“Si hubiese sido un cambio bastante fuerte que afectara de forma sustancial los costos de las empresas norteamericanas, eso hubiera tenido una repercusión importante en el precio de las importaciones”.
Conexión
Guillermo Peña Panting, director ejecutivo de la Fundación Eléutera, considera que esta medida trae consigo ganadores y perdedores dependiendo de la posición de cada país frente a la economía de EUA.
“El lempira está relativamente amarrado al dólar, pero en el caso de los importadores hondureños no se verán afectados en gran medida por la forma en que la moneda nacional está indexada frente a una divisa libre fluctuante en el mercado”, sostiene.
Por la parte de las remesas, el directivo estima que a largo plazo las familias receptoras saldrán favorecidas con un dólar más fuerte, lo que indirectamente beneficiará las reservas internacionales.
Lenin Palencia, economista y banquero, indica que esta medida trae efecto a nivel de los activos y pasivos en la banca hondureña con corresponsales en EUA. “El costo de las tasas pasivas de los bancos hondureños puede crecer y en alguna medida impactar en el costo de los financiamientos en dólares”.