Rodolfo Peña Ayala (de 63 años) recuerda las primeras reuniones para formarse como facilitador de la escuela de campo que impulsa la Aprocacaho en diferentes comunidades.
Hace más de una década, cuando inició el proceso de capacitación, coincidió con la época en que el productor de San Marcos del Majaine, Choloma, se propuso aprender a leer y escribir.
El padre de familia de seis hijos pasó los años de su juventud en la siembra de cultivos de subsistencia como maíz y frijoles, luego a plantar tomate y caña de azúcar, hasta que encontró en el cacao una plataforma para mejorar la calidad de vida familiar.
¿Qué es el CNCC?
Es una plataforma de actores públicos y privados, comprometidos en la mejora y bienestar de la cadena de cacao.
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Peña recuerda que en una primera sesión del proyecto, hizo público a sus compañeros que no sabía leer ni escribir. Ante el asombro, le preguntaron qué lo hizo ser parte de la iniciativa pese a su analfabetismo, y respondió “quiero aprender”.
El anhelo iba más allá de descifrar el significado de las letras; representaba una deuda consigo mismo que buscó saldar por medio de la ayuda de familia, allegados y el regreso a la escuela nocturna a la edad adulta.
“Empecé a leer más y eso me hizo sentir mucho más alegre y con más fuerza”, recuerda.
A través del cultivo y comercialización del cacao, mejoró las condiciones de su vivienda y está pagando la escuela de su nieto. Rodolfo sueña que el pequeño de cinco años se convierta en un ingeniero agrónomo.
“Cuando mis hijos fueron niños no pude darles más allá del sexto grado, pero ahora estoy luchando para que todos tanto ellos como mis nietos aprendan”, indica el productor.
Días atrás, recibió de parte del Comité Nacional de la Cadena Agroalimentaria del Cacao de Honduras (CNCC), en la entrega del Premio Nacional a la Calidad del Cacao “Ek Chuaj”, un reconocimiento como finca destacada por su innovación, mejora continua e involucramiento familiar en las actividades de la finca.
A diferencia de otros cultivos agrícolas, el cacao atraviesa por una bonanza en mercado y precios.
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Más galardonados
La ceremonia reconoció el trabajo de varios productores y actores de la cadena, entre ellos, José Ángel Márquez (de 47 años), en Monte Vista, Omoa, premiado como mejor facilitador de escuela de campo para agricultores, por su compromiso en favor de sus compañeros productores de cacao.
“Los ingresos del cacao, a diferencia de otros cultivos, son quincenales, o sea que siempre hay una entrada de dinero. Solo de ahí les estoy dando el estudio a mis cuatro hijos”, refiere Márquez, quien una de sus mayores satisfacciones es que su hijo mayor, de 18 años, le ha expresado interés en invertir en proyectos del campo.
“Mi hija de 16 años también quiere buscar una carrera afín a la agricultura cuando vaya a la universidad. Les he quitado todas las ideas de la cabeza de pensar que con migrar saldrán adelante. Esa no es una solución, mi forma de pensar es diferente”, sostiene José Ángel.
José Ángel Márquez, destacado como mejor facilitador en la escuela de campo, muestra el funcionamiento de la herramienta Cacao Móvil.
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