El tipo tiene una paciencia descomunal. Por ratos luce cansado y es normal por toda la responsabilidad que carga sobre sus espaldas. Se trata de Vinicius Carrillho, un brasileño originario de Sao Paulo, que fue nombrado como el asistente permanente de la Selección Sub-23 de Honduras durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.
Es un jovencito tranquilo. Muy colaborador. Ágil para resolver todos los problemas que se le han presentado a la Selección Nacional desde su arribo a Río de Janeiro. Él es uno de los 70 mil voluntarios que trabajan en las olimpiadas y su tarea ha sido estrictamente atender todas las necesidades de la Bicolor y ser el guía en cada paso que ha dado el equipo nacional en esta aventura olímpica.
Vinicius Carrillho está acompañando a la Selección de Honduras en las Olimpiadas. Foto Juan Salgado/Enviado Especial
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Los jugadores le tiene respeto. Le guardan cariño porque es muy colaborador. El joven ha tenido que lidiar con las exigencias de una persona muy detallista como Jorge Luis Pinto, pero él ha estado a la altura.
Va de un lado a otro siempre pensando en el bienestar del equipo. Ha disfrutado cada momento y ahora que Honduras está en las semifinales del torneo lo ha celebrado como un catracho. 'Ahora hay que ganarle a Brasil, sí se puede, no deben tenerle miedo', dice en referencia al equipo de su país.
El brasileño junto a Edwin Banegas. Foto Juan Salgado/Enviado Especial
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'Si Honduras no se asusta en el Maracaná irá a la final', advierte con mucha seguridad. Vinicius llegará hasta el final de las olimpiadas con Honduras. Por su cabeza nunca se lo imaginó, pues seguramente pensó que volvería a su casa antes de lo esperado.