Es color rojo con distintivos blancos. Son cuatro trenes con dos vagones cada uno. Cada viaje son 360 personas las que van con dirección al Cristo Redentor cuando va lleno en su totalidad y es uno de los atractivos en Río de Janeiro de cara a los Juegos Olímpicos.
La sensación para los turistas es de pura adrenalina. El tren viaja durante 20 minutos desde la falda del parque Nacional de Tijuca hasta que llega a su destino. Hace dos estaciones al momento de encontrarse con uno de los trenes que vienen de retorno.
El corazón late fuerte, pues el recorrido es en medio de un verde bosque en el que los rayos del sol cuestan que entren por el espesor de las hojas. Se respira aire puro, pero ratos falta el oxígeno de la emoción.
El tren viaja despacio, sin apuros, está bien programado para salir una y otra vez cada 20 minutos.
'El viaje es algo inolvidable. Son 20 minutos en tren para ver a Cristo', dijo Silvia, una mujer brasileña que ha visitado el Corcovado unas 20 veces en su vida.
Miles de visitantes acuden a viajar en tren. Foto Juan Salgado.
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La experiencua es maravillosa para los que acuden a viajar en tren. Foto Juan Salgado.
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El Cristo del Corcovado es considerado un ícono turístico para Río de Janeiro y del mundo.
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