La Ceiba ya tuvo sus primeros héroes y fue en la temporada de 1981 cuando se coronó y le dio a la Novia de Honduras su primer título.
Aquel Vida enamoraba, era luchador, iba por todas y no daba nada por perdido.
Ese espíritu de lucha lo quiere emular el actual equipo y lo está logrando. El Vida venció 1-0 a Motagua el miércoles en La Ceiba y está a un paso, muy difícil, pero a un paso al fin, de alcanzar la final que tanto anhela desde hace 30 años.
Con un 1-0, los rojos tienen derecho de soñar con llegar y mantener un resultado en Tegucigalpa que deje fuera un equipo tan bueno como el de Primitivo Maradiaga, que en el estadio Municipal lo hicieron ver como cualquiera y no como un grande.
La cita con la historia es mañana a las 7.30 de la noche en el Nacional y un empate firma el pase de los cocoteros a la final que disputaría con el ganador de la serie entre Marathón y Olimpia.
La historia
A las tres de la tarde del domingo 18 de octubre de 1981, en el estadio Morazán de esta ciudad ocurrió el duelo entre ambos equipos que entonces maravillaban con su fútbol.
A los 31 minutos, la figura de aquella gloriosa tarde para los cocoteros fue Enrique “Palanca” Mendoza, que anotó el gol que les dio a los ceibeños el triunfo y el pase a la final por primera vez.
Matilde Selim Lacayo se corrió por la banda derecha y habilitó magistralmente a “Palanca” Mendoza. éste eludió la marca del portero nicaragüense Roger Mayorga y la anidó en las mallas.
Con la popularidad del Vida de aquella época, la afición y buena cantidad de ceibeños que llegaron a apoyar celebraron como si el gol anotado por Mendoza hubiese sido de un equipo de la ciudad.
Con ese triunfo, los rojos quedaron campeones de la pentagonal y entraron en la final contra el Atlético Morazán, que le ganó 3-1 en San Pedro con goles de Jesús “Bululo” Carías, “Palanca” Mendoza y Selim Lacayo. En el segundo duelo ganó 1-0 y así se coronó campeón.