Los que disfrutaron el fútbol hondureño a mediados de los años 70 y finales de los 80 seguramente recuerdan a Wilfredo Brown, quien defendió la portería del Platense y Marathón.
En la actualidad poco queda de aquel espigado jugador de abundante pelo, la diabetes lo ha consumido, pero mantiene las ganas de vivir con la presencia de Dios en su corazón, según nos dice.
Nos recibió en su casa en la colonia El Mirador, soltó una contagiosa sonrisa ante nuestra presencia y de inmediato nos dejó clara una de las lamentables consecuencias de la enfermedad cuando extendió una mano incierta buscando la nuestra en el saludo, prueba de su vida en penumbras.
Un amante del fútbol sin el sentido de la vista, “aún así me siento con mis hijos frente al televisor, ellos miran, yo escucho, ellos me comentan y así saco mis propias conclusiones. Copán Álvarez (Televicentro) es uno de mis narradores favoritos”, nos explicó Wilfredo, que tiene 28 años de diabético y los últimos tres con diagnóstico de enfermo grave, “los doctores me dijeron que ya no podía hacer nada por mí, tenía hasta el cerebro inflamado, estaba deformado”, por ello muchos pensaron que ya no estaría para estas fechas.
“Sabemos que algún día vamos a morir, sólo Dios tiene en el calendario la fecha que nos iremos, no la ciencia”, manifestó el exarquero, quien encontró en el actual presidente de la Liga Nacional, Selim Canahuati y su esposa Vivian un apoyo solidario.
“Estoy sin luz en mis ojos, pero con brillo en mi corazón”, expuso Wilfredo, quien como buen religioso no transmite resentimientos a las personas que ahora no se acuerdan de él.
Nadie le ha ofrecido algún partido para recaudar fondos y costearse así los siempre caros medicamentos.
La última actividad deportiva la hizo como preparador de porteros en Platense, Adalid Puerto fue producto de su trabajo y su otro fuerte son las charlas motivacionales, las que una vez lo llevaron a la concentración de la Selección de Panamá, por recomendación de los exjugadores selacios Ricardo James y Anthony Torres.
Brown jugó para Platense de 1976 al 88, en ese lapso actuó dos años con Marathón (1980 y 81), cuando los verdes perdieron en el mismo torneo al uruguayo Jorge Phoyú (problema familiar) y a Francisco Zelaya Pastrana (fractura).
