Sergio Ramos se ha convertido en el protagonista inesperado del partido de vuelta de semifinales entre el Bayern Múnich y el Real Madrid, con dos goles a balón parado que, junto al doblete de Cristiano Ronaldo, han dejado a los blancos en la final de la UEFA Champions League.
Han sido dos goles, en apenas cinco minutos con los que Sergio Ramos se ha desquitado de un asunto que le corría por dentro desde hace dos años. El penalti que falló en las semifinales de 2012 contra los bávaros ha pesado mucho al de Camas desde entonces.
En concreto, lo que más escoció al defensa fueron las palabras del portero Manuel Neuer, que en unas declaraciones posteriores al partido se tomó el fallo en el penal a gracia: 'No sabía que a Ramos le gusta tirar los penaltis por encima de la portería'.
El Bayern perdió esa final contra el Chelsea de José Mourinho y tras ese partido, Ramos se quitó la espina también en Twitter, posteando: '¡Por cierto! No sabía que se le daban tan bien las finales a Neuer. Otro año será. Humildad siempre campeón'.
Con sus dos goles en la propia casa del guardameta teutón, la venganza de Sergio es completa. La celebración de Ramos, gritando y haciendo gestos señalándose a sí mismo, fueron una especie de reivindicación del central, que batió dos veces a su 'enemigo' en Múnich y se quitó por fin la espinita que tenía tanto tiempo clavada.