Cuando repasamos la rica historia del fútbol hondureño, no podemos dejar por fuera a una leyenda viviente que le dio muchas glorias al balompié catracho en los equipos Victoria, España Olimpia y la Selección Nacional.
Se trata de Reynaldo Mejía Ortega, conocido en su época como “El Perro del Área”, por su forma de anotar goles. Reynaldo era una amenaza para las defensas y los porteros porque anotaba goles para todos los gustos; sin embargo, decidió retirarse de las canchas en 1980 porque “se me acabaron las fuerzas, tenía 30 años de edad, pero ya no quería seguir jugando”, recuerda con nostalgia.
En su retina y mente todavía sigue viva la imagen del rey Pelé y Tostao, a quienes enfrentó en el estadio Morazán en la década de los setenta. Durante su carrera profesional anotó 81 goles en 14 años y siempre respetó al defensa del Vida Mario Murillo porque “era un señor zaguero, era difícil superarlo”.
¿Cómo inicia su carrera deportiva?
Comencé a jugar profesionalmente en Victoria desde 1965 al 68, fui el máximo goleador del club y de paso ascendimos a la primera división, luego fiché para España y después para Olimpia, fueron momentos de mucha gloria.
¿Qué lo motivó a jugar fútbol?
Vine a pasear a La Ceiba, donde un familiar, y él me invitó a jugar fútbol. Desde ese momento me incorporé al Victoria, realizamos varios partidos en Coyoles Central, debuté anotando cinco goles en un solo partido.
¿Cómo lo trató el fútbol?
No me puedo quejar, lo importante es que tuve muchos amigos en esta carrera, compré mi casa y conocí a mi esposa que me ha dado cuatro hermosos hijos.
¿Alguna vez fue campeón goleador?
No, pero estuve peleando el título de goleo con el finado Flavio Ortega, quien entonces brillaba como uno de los delanteros más temidos con el Marathón. Flavio cerró la temporada con 16 goles y yo con 15. Durante mi carrera anoté 81 en total, jugando con Victoria, Olimpia y Real España, donde finalicé mi carrera.
¿A qué portero nunca le pudo anotar?
A todos les anoté porque era un goleador nato. En los tres equipos donde jugué hice muchos goles; siempre estaba en el área y eso me facilitaba las cosas para hacer mi trabajo. Pero reconozco que en aquella época había muy buenos porteros.
¿Un gol que recuerde hasta la fecha?
El que le anoté al Saprissa de Costa Rica cuando defendía los colores del Real España. Recuerdo que me lancé en palomita de cabeza porque el centro venía a ras del zacate y tuve que hacer un esfuerzo para conectar el balón y me raspé la nariz.
¿Qué diferencia hay entre el fútbol de su época y el actual?
Creo que ahora es más fácil jugar al fútbol porque a los porteros les anotan goles infantiles y los defensas son muy frágiles.
En el partido Motagua-España vi la defensa de Motagua muy lenta; cuando quisieron reaccionar, Carlos Pavón ya les había anotado tres goles. Me gustaría ver a Pavón con una marca de Mario Murillo, “Chinola” Matamoros y Mozambique Álvarez, ésos eran señores defensas. Con ellos, los delanteros debían ser vivos y jugarles a la sorpresa porque en un mano a mano era difícil, por su presencia física y gran coraje, no era fácil superarlos.
¿Por qué no pudo jugar en el extranjero si tenía condiciones?
Tuve la oportunidad de jugar con el Cartaginés de Costa Rica, pero al final los directivos me pusieron trabas; además, en esa época no había tanta promoción de jugadores como ahora; sin embargo, no me quejo porque en Honduras escribí una bonita historia. Las veces que enfrenté a los equipos ticos tuve buen desenvolvimiento y eso se conoció allá, por eso el Cartaginés se interesó en mis servicios, pero todo quedó allí.
¿Por qué el apodo “El Perro del área”?
En San Pedro Sula, jugando con el Real España, la gente me puso así porque si un portero soltaba un balón, allí estaba para mandarlo al fondo de la red. Dentro del área era muy rápido. Cuando no anotaba, perdía el sueño porque el gol era mi medicina y mi vida. Yo era un delantero que no buscaba acomodarme, le pegaba al balón como viniera y por alto me rifaba con cualquier defensa. Había unos que me sacaban el doble, entonces me las ingeniaba para anticiparlos y así hice muchos goles.
¿De qué manera era más fácil para usted anotar?
De todas formas, incluso hice goles con la mano y los árbitros no se daban cuenta porque era rápido dentro del área.
¿Por qué se retiró del fútbol?
Porque me quedé sin fuerzas para continuar en las canchas; tenía 30 años cuando me retiré en 1980, luego trabajé en una empresa cervecera. Con el paso del tiempo, logré instalar una empresa de pulidos y eso me sirve para sobrevivir con mi familia.
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¿Qué jugador de renombre enfrentó?
Jugué contra Pelé y Tostao en Tegucigalpa cuando defendía los colores del Olimpia. Ellos venían con Santos de Brasil como grandes fenómenos de su equipo y de la selección que participó en el Mundial del 70. De Pelé me impresionaron sus tremendas piernas; era un jugador potente, temblé al principio cuando lo vi, pero nunca me arrugué ante él porque Olimpia también tenía importantes figuras.
¿Qué recuerdos tiene del partido Olimpia-Toluca por el torneo de clubes de la Concacaf?
Muy bellos porque fui quien anotó el gol del triunfo que los eliminó del torneo, creo que mucha gente todavía recuerda ese gol en el estadio Morazán, cada vez que recuerdo ese tanto me emociono mucho porque creo que integré uno de los mejores equipos de Olimpia de todos los tiempos.
¿Un defensa duro de pasar?
Mario Murillo del Vida, ese tipo no dejaba pasar ni el aire, cuando lo tenía que enfrentar debía prepararme física y mentalmente porque iba fuerte al balón, pero sin mala intención.
¿Un partido que recuerde?
Recuerdo mucho un juego contra Real España porque le hice dos golazos, en ese momento jugaba con Victoria.
Uno de los goles fue de chilena, creo que el portero Jimmy Steward no pudo conciliar el sueño todo un mes porque no le habían anotado de esa manera.
¿Y sus mejores amigos en la cancha?
Tuve muchos, pero puedo mencionar a Carlos Alvarado porque siempre estuvimos juntos en selecciones, también a Chico Handal.
¿Dejó alguna asignatura pendiente?
No, porque lo gané casi todo, aunque quedaron algunas cositas pendientes que no vale la pena mencionar.
¿Guarda algún resentimiento?
Al principio me molestó la actitud de la gente de Victoria porque me gritaron de todo y me insultaron cuando vine a jugar contra ellos defendiendo los colores de Olimpia; estaba tan molesto que les anoté tres goles en el triunfo de 5-2, pero después entendí que el fútbol es así.
¿Cual sería el Reynaldo Mejía en la actualidad?
Sin duda, Wilmer Velásquez; lo admiro mucho porque tiene capacidad, lástima grande que sólo en Olimpia puede jugar.
El pasado y el presente
Como sucede con los jugadores en retiro, “El Perro” Mejía, como se le conoció en su tiempo por su olfato goleador, se dedicó a otras actividades para ganarse el sustento propio y de su familia.
En su época, según cuenta, no ganaban las cifras que hoy llenan los bolsillos de los futbolistas de moda.
“Yo jugando ahora ganaría buena plata, porque hacía mérito en la cancha”, dijo con un acento de melancolía, recordando los 3 mil o 5 mil lempiras que cobraba mensualmente, y eso que era uno de los mejor pagados.
Ficha
Nombre: Reynaldo Mejía Ortega
Fecha de nacimiento: 29 de julio de 1946
Lugar de nacimiento: La Ceiba, Atlántida
Estado civil: Casado
Sus inicios
1. Llegó al Victoria siendo un jovencito en tiempos de las vacas flacas, cuando el equipo blanquiazul no tenía el respaldo económico de hoy, con directivos solventes que invierten grandes cantidades.
2. Sus inicios fueron siempre vigilados por su hermano Héctor Mejía, que jugaba de defensa con el Atlántida. Éste fue un marcador recio y hacía el papel de lo que hoy se conoce como carrilero. Rey prefirió jugar de delantero.
3. En el Victoria hacía dupla con Bubuch Horbes. Se entendían a la perfección porque este último era un gigantón que ganaba todos los centros para que Mejía llegara a matar como lo sabía hacer en la cancha.
4. Se le conoció como un jugador cazador de goles que además usaba la astucia para escapar de los defensas. Muchas veces los sorprendía saliendo de la nada y poco le gustaba bajar a recoger balones para iniciar un ataque.
Nostalgia
Reynaldo Mejía asegura que las lesiones siempre lo respetaron porque se sabía cuidar dentro y fuera de la cancha a pesar de la rudeza de muchos defensas que no lo pensaban dos veces para marcar fuerte. Los momentos más tristes en el fútbol fueron los que marcaron su retiro en 1980 porque se quedó sin fuerzas para seguir inflando redes.
“Ya no estoy yo para deleitar a los aficionados, pero queda Wilmer Velásquez, creo que es el mejor delantero del fútbol hondureño”, comentó “El Perro” Mejía.
Sus números
Con Victoria
Torneo 1968-69: 25 partidos; 13 goles
Torneo 1969-70: 25 partidos; 13 goles
Con Olimpia
Torneo 1970-71: 25 juegos; 12 goles y subcampeón
Torneo 1971-72: 25 juegos; 11 goles y campeón nacional
Torneo 1973-74: 25 juegos; 11 goles
Torneo 1974-75: 30 juegos; 4 goles
Con Real España
Torneo 1975-76: 18 juegos; 2 goles y campeón nacional
Torneo 1976-77: 20 juegos; 3 goles y campeón nacional
Torneo 1977-78: 21 juegos; 5 goles y subcampeón nacional
Regresa y finaliza jugando
en el Victoria
Torneo 1978-79: 26 juegos; 7 goles
En resumen
Jugó 240 partidos:
105 en Olimpia
76 en el Victoria
59 en el Real España
Anotó 81 goles:
38 en Olimpia
33 en Victoria
10 en Real España
Su primer tanto fue el 12 de mayo de 1968 en Tegucigalpa en la derrota de su equipo Victoria 3-2 ante el Atlético Español.
Su último gol fue el 3 de octubre de 1978 en Danlí, en la derrota de su equipo Victoria 4-2 ante el Motagua.
Frases
“Los jugadores jóvenes deben aprovechar porque la carrera del futbolista es corta. Ahora que se pagan grandes cantidades, pueden hacerlo. Sería penoso que terminen mendigando en las calles, sobre todo si no tienen otra profesión”.
“En mi época había directivos que llegaban a los estadios a apostar, incluso contra sus equipos; hubo muchos que ganaban grandes cantidades de dinero, no sé si ahora lo hacen, pero creo que no es correcto porque el fútbol es otra cosa”.
“El fútbol de antes era diferente porque se jugaba por amor al equipo; ahora es lo contrario, los jugadores sólo piensan en el dinero y eso se refleja hasta en las selecciones juveniles, no saben que es un honor defender los colores del país”.