Desde hace un tiempo largo el mapa futbolístico se está modificando. Gracias al poder del dinero y de los sueldos exorbitantes, varios equipos de ligas de segundo orden a nivel mundial crecen día a día. Ucrania es un ejemplo de país ascendente a futbolísticamente y el Metalist es una clara muestra de ello.
El cambio del equipo en la primera década del siglo veintiuno no se debió a ningún jugador estrella. El máximo artífice del crecimiento del Metalist tiene nombre, apellido y, claro está, dólares: Oleksandr Yaroslavsky. Dueño de una enorme empresa constructora, el magnate decidió adquirir el club en 2004 atraído por el revuelo que armó la vuelta del equipo a Primera División tras pasar un año en Segunda.
Hasta la temporada 2007-08, el conjunto de Kharkiv -la segunda ciudad más importante del país- solo había jugado una única copa internacional, la extinta Recopa de Europa. Esta competencia los recibió en 1988, pero el club solo pasó una ronda y luego perdió ante el Roda holandés. Ahora, el Metalist ya lleva cinco participaciones consecutivas entre Copa UEFA y Europa League. Incluso, todavía se mantiene con vida en la edición de este año. Sus buenas actuaciones a lo largo de este último tiempo hacen que las expectativas ucranianas crezcan día tras día.
Con sudamericanos
Para poder alcanzar objetivos cada vez más altos, Yaroslavsky apunta su mirada a Sudamérica. Argentina y Brasil son los dos principales proveedores de futbolistas para el conjunto ucraniano. Actualmente, el mate es moneda corriente en el vestuario. Cristian Villagra, Sebastián Blanco, Juan Manuel Torres, José Sosa, Marco Torsiglieri y Jonathan Cristaldo desenfundan la bandera celeste y blanca en aquellas tierras lejanas.
No obstante, no fueron ni los primeros ni los únicos argentinos en haber jugado en el equipo, ya que Walter Acevedo, Jonathan Maidana y Hernán Fredes también vistieron esos colores.
En principio la idea de Yaroslavsky era encontrar un rival para los poderosos Dynamo de Kiev y Shakhtar Donetsk. Lentamente, el objetivo se va consiguiendo. La nueva disputa entre los equipos dominados por el dinero benefició directamente al fútbol de Ucrania. La FIFA tomó nota del constante crecimiento del deporte en aquel país y le entregó la organización de la Euro 2012 junto a Polonia.
Justamente, el magnate es uno de los principales impulsores de esta competencia. Incluso, es uno de los máximos inversionistas a través de su empresa constructora.
Entre otras cosas, Yaroslavsky se encargó de la renovación del estadio del Metalist, la construcción de un campo de entrenamiento para los juveniles del club y la reconstrucción del Aeropuerto Internacional de Kharviv. Un negocio redondo.
De a poco se asoma un nuevo gigante. Ucrania comienza a crecer, quiere ganar un lugar entre las ligas más prestigiosas y para eso necesita éxitos. El Metalist y su dueño ya están en la búsqueda.
Europa League
El Metalist Kharkiv consiguió salir con vida de su visita al Sporting de Portugal (2-1) gracias a un gol de penalti en el último suspiro, el cual castigó el buen partido de los locales que esperaban haber obtenido un mejor resultado en la ida de los cuartos de final de la Europa League.
El conjunto ucraniano, que sigue peleando por conseguir un hito histórico, marcó en el minuto 91 desde los once metros. Un penalti de Rui Patricio cometido sobre Devic dio la oportunidad al Metalist de salir con una sonrisa del país luso.