Llegó al fútbol hondureño como un completo desconocido, pero gracias a su talento se fue abriendo puertas hasta convertirse en un auténtico cazagoles que lo llevó a situarse como uno de los máximos artilleros en la historia del Victoria con 47 anotaciones.
Estas palabras se acentúan al mismísimo exfutbolista colombiano, Andrés Mauricio Copete, quien se hizo de un nombre en la Liga Nacional entre 2008 y 2015 vistiendo la camiseta de dos de los clubes más grandes del país (Olimpia-Motagua) que cataloga como “importante y privilegiado” en su carrera.
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Pues hoy regresó a Honduras, visitó su antigua sede en La Ceiba después de siete años revestido como entrenador y representantes de futbolistas, más interesado en trabajo de gerencia deportiva mientras mantiene en Colombia una de las Fundaciones de Fútbol para niños de escasos recursos más prometedoras.
Durante la amplia conversación con Grupo OPSA, remembró en los cimientos que le produjeron éxito, su carrera, su vida actual en tierras cafeteras y la apuesta por llevar futbolistas hondureños a Sudamérica.
Luego de varios años hoy regresas por la sede del Victoria, ¿qué recuerdos se te vienen a la mente?
Hace como siete años que no venía a La Ceiba, fue una sensación rara porque prácticamente viví cosas lindas y difíciles acá. Cuando fui a la sede fue gratificante verla, la tienen diferente para la época que yo estuve.
¿Qué significa Victoria para ti?
Victoria para mí es todo, fue el club que me abrió las puertas acá, el equipo con el que me convertí en goleador histórico, donde sentía ese sentido de permanencia... es algo especial en mi vida.
Acá te catalogan como un ídolo...
Sí, se dejaron buenas sensaciones y la gente se dio cuenta que no solo era anotar goles, sino el entorno de cómo me manejaba por el club.
¿En dónde consideras que radicó tu éxito en Victoria?
Yo creo que fue importante el apoyo que me dieron los jugadores cuando llegué. Cuando a ti como jugador te dan confianza, lo puedes plasmar en el terreno de juego, no pasa lo mismo cuando llegas y tienen recelo. En ese momento había hermandad y eso fue clave.
¿En tu época era más fácil traer extranjeros?
Era más complicado, recuerdo que un empresario me trajo a Platense, el empresario me había dicho que venía contratado, pero cuando llegué fue una cosa diferente. Faltaba un día para irme, se dio la llamada de Yanuario Paz, pidió referencia con Nahum Espinoza, un lunes llegué a La Ceiba y el sábado ya estaba jugando y haciendo gol.
Claramente te asentaste rápido por tus goles...
Sí, claro... fue una semana en donde metí cuatro goles, también conté con esa suerte, los delanteros vivimos del gol y yo venía con esa mentalidad de ser alguien importante en el país.
¿Cuál fue su momento más duro en la Liga?
Yo creo que cuando peleamos descenso con Victoria, a pesar que hacía goles no me iba a la casa tranquilo, fueron torneos complicados.
¿Qué hay de su episodio con Motagua?
Fue lindo porque quedamos campeones, porque anotamos gol en el 93’ cuando estábamos eliminados; fue importante vestir esa camiseta, uno de los grandes del país al igual que cuando vestí la camisa de Olimpia. Siempre le doy gracias a Dios porque fui un privilegiado de vestir la camiseta de esos tres equipos (Olimpia, Motagua, Victoria) porque les tengo mucho aprecio y respeto.
¿Cómo fue ese torneo donde Motagua levantó la 13?
Fue algo bonito, creo quedar campeón es lo que desea cualquier jugador. El camerino estaba bien, el profesor Enrique Maradiaga trabaja muy serio y creo que esa fue una de las claves para lograr el título en esa época.
¿Entre Olimpia y Motagua, cuál camisa pesó más?
A nosotros como extranjero nos pesan todas porque nosotros tenemos que rendir sí o sí, pero sin duda los equipos grandes quien otro “plus”, pero la responsabilidad está siempre. Para uno es estar buscando su estabilidad económica en cada uno de los partidos.
¿Por qué tan corto su pasaje en Olimpia?
En Olimpia tuvimos un buen torneo, perdimos la final, pero clasificamos a la siguiente ronda de la Concachampions... en esa época se dieron situaciones complicadas y yo ya estaba decidido en querer regresarme a La Ceiba, fueron decisiones de momentos con la familia.
¿Qué tipo de complicaciones? ¿Te quedaron debiendo?
No, no, no... era tema de renovación nada más.
¿Con qué te quedas de tu trayectoria por la Liga Nacional?
No soy de esas personas que dicen -pude haber hecho eso- yo viví mi momento, hice lo que quise, con errores, pero soy humano y todos lo vamos a cometer. No puedo ponerme a pensar en el “hubiese hecho esto” porque mentalmente nos vamos a caer, de toda situación de la vida trato de mirar el lado positivo, después que tú trabajas y te entregas al máximo uno siempre está con la cabeza en alto.
Acá se cuestiona mucho que los extranjeros ganan mucho dinero... ¿Qué opinión le merece?
Uno gana hasta donde lo dejen ganar, eso ya es personal y uno como profesional lo maneja. Claro, uno quiere vivir bien, si usted está haciendo goles, claro que te van a mejorar tu situación. Nosotros como futbolistas no nos debemos meter en eso, si usted llegó a una empresa usted pide tanto por su trabajo y tienes la responsabilidad de hacer valer tu trabajo.
En tu pasaje por Olimpia y Motagua, ¿ganaste lo suficiente para decir -tengo mi vida resuelta-?
Sí, mira que gracias a Dios, no solo en Olimpia y Motagua, sino que también venía jugando en Colombia. Siempre fui una persona pensante, no viví mal, mis hijos tienen lo que quieren y yo no me quejo, por ese lado estoy tranquilo. Estando en Honduras invertía en Colombia para vivir tranquilo.
¿Por qué decidiste ponerle fin a tu carrera?
Los cuerpos son diferentes, mi último equipo fue en segunda división en Colombia, el médico me dijo que se me estaban corriendo un poco los discos, a esa edad (34) nunca me habían operado, así que decidí dar un paso al costado. En toda mi carrera nunca me operaron y casi nunca me lesioné, pero ya me cansaban las piernas. Mi primer gol lo hice a los 17 años, pero ya tenía un desgaste... era mejor ser honesto para darle paso a la nueva generación.
¿A qué te has dedicado este tiempo?
Me dedico de lleno a estudiar. Estudio negociación internacional y administración deportiva, además tengo todas las licencias como entrenador, pero me enfoqué en la administración con un amigo que es como mi padre (doctor Francisco Lapreto) ha estado pendiente de mí y creamos una escuela de fútbol sin ánimos de lucro. Es una fundación donde los niños no pagan, la idea es que salgan de las esquinas y tengan un espacio de recreación donde ellos puedan jugar al fútbol.
¿Visualizas convertirte en representante? ¿Ya has puesto jugadores extranjeros en Honduras?
Por los estudios no había tenido la oportunidad, pero el año se pasado Victoria me abrió las puertas para traer a Luis Hurtado, que está haciendo las cosas bien. Me dieron la oportunidad de traerlo y ahora tengo un grupo de empresarios en Colombia que quieren traer jugadores en Honduras y Centroamérica. Queremos ver de qué manera podemos llevar futbolistas hondureños a Sudamérica donde todo mundo salga beneficiado.
¿Ahora con tus licencias (posee la A para dirigir) te ves como entrenador en un futuro?
Me gusta más la gerencia deportiva, me gusta más porque cuando jugué me caractericé por ser buen líder, el trato humano, de estar pendiente de la logística, pero si se da la oportunidad, pues para eso estudiamos porque todos los días vamos evolucionando.