La selección española ganó la segunda Eurocopa de su historia al derrotar a Alemania por 1-0 gracias a un gol de Fernando Torres en el minuto 32, poniendo así cielrre a 44 años de sequía de títulos internacionales, tras haber ganado su primera copa en 1964.
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El único tanto del partido fue anotado por el delantero del Liverpool, tras recibir un pase adelantado de Xavi Hernández y ganar por velocidad a Philipp Lahm, levantando el balón ante la salida de Lehman.
Lea: Torres: 'Un sueño hecho realidad'
Ese gol sirvió de premio a Torres por una acción anterior, en el minuto 23, cuando el delantero madrileño remató de cabeza a uno de los postes tras un centro desde la derecha de Sergio Ramos.
España, que ganó tranquilidad con ese gol, empezó a partir de ese momento a mover el balón y a crear peligro después de un inicio titubeante en que Alemania se había hecho con el dominio.
El técnico español, con un gol de ventaja, decidió en el segundo tiempo meter un centrocampista defensivo, Xabi Alonso, en lugar de Cesc Fábregas (63), y quitar a David Silva, que había tenido una refriega con los jugadores alemanes, por Santi Cazorla (66).
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En los últimos minutos, España dejó la iniciativa a Alemania, confiando en marcar un segundo gol, con la velocidad de Fernando Torres en el contragolpe.
Aunque fue Marcos Senna el que tuvo el segundo gol en sus botas en el minuto 84, con una cesión de cabeza de Güiza, a la que el hispano brasileño no llegó con la portería vacía.
Pero al final, España pudo aguantar ese único tanto de Torres y lograr el segundo título internacional de su historia.
Lea : La Realeza Europea en Viena
David Villa termino como pichichi de la Euro-2008 con cuatro tantos en la tabla de goleadores.
Segunda actualización
e llegó la hora a estas dos selecciones, España, que busca alcanzar su segundo trofeo, ya que desde hace 44 años no gana un título y quieren quitarse esa maldición, y Alemania por su parte quiere levantar su cuarta copa en este campeonato europeo.
Primera actualización
Viena, que este domingo alberga la final de la Eurocopa-2008 de fútbol entre España y Alemania, dejó aparcado por un día la música de Mozart y Strauss para bailar al son de los cánticos de los aficionados ibéricos.
Desde primera hora de la mañana, los cantos más ruidosos eran españoles. '¿Dónde están los alemanes? ¿Los alemanes dónde están?', gritaban los hinchas de La Roja.
Los alemanes estaban sobre todo en la carretera al ser un país vecino de Austria y llegarían durante la jornada, como así fue. Tres horas más tarde, las calles de la capital comenzaron a llenarse de aficionados germanos, aunque los más ruidosos eran los españoles.
'Aquí está Ceuta' mostraban las camisetas de una veintena de aficionados llegados desde la ciudad española en territorio africano. 'Hemos venido a vivir un momento histórico. Yo creo que vamos a ganar, pero los alemanes son siempre los alemanes', afirma Luis, un componente del grupo.
En la Rathausplatz, los alemanes, atraidos por la 'fanzone', la zona de aficionados, comenzaron a llenar las calles a partir de las 12h00 GMT, aunque los germanos iban en pequeños grupos, y aunque en número sumaban más, los más ruidodos seguían siendo los españoles.
En el café más antiguo de Viena, el Demel, en la calle Kholmarkt, abierto en 1786, se mezclaban aficionados de ambos equipos, compartiendo cubiertos codo con codo.
Lo mismo ocurría en la zona nocturna de más ambiente de Viena, el llamado Triángulo de las Bermudas (Bermuda dreieck), porque uno de los bares tiene el nombre de ese archipiélago.
Una pelota de plástico corría de terraza en terreza y de bar en bar. Los alemanes se pasaban el esférico a los españoles y viceversa.
'Por ahora todo va bien entre nosotros. Los alemanes se están portando bien y estamos confraternizando. Es una pena que les vayamos a ganar...', dice irónico Julián Domínguez, un madrileño que llegó ayer en avión junto a su mujer y un amigo.
En la Stephenplatz el ruido es más ensordecedor. Allí se juntaron los grupos más numerosos de ambas hinchadas. Aunque los cánticos en la lengua de Cervantes eran mucho más potentes que los del idioma de Goethe.
'Este partido lo vamos a ganar, este partido lo vamos a ganar', lanzaba la hinchada española, con personas vestidos de toreros, de flamencas o de guardias civiles.
A su lado los vendedores ambulantes, que ofrecen bufandas, camisetas y banderines de la final a 10 euros cada pieza hacían su negocio.
Por ruido, el triunfo español era por goleada en el centro de Viena. Ahora tendrán que trasladar esa superioridad al terreno del Estadio Ernst-Happel.