Darío y Gustavo no son dos aficionados cualquiera del Real España, son de esos que lloran y sienten la camisa aurinegra, quizás más que algún futbolista de la Máquina.
“Es más probable que Zanabria no vaya al partido del sábado contra Olimpia, que yo”, dijo en son de broma, Darío Turcios , de 20 años, quien confesó a GOLAZO, que desde muy chico es apasionado por los colores amarillo y negro, puesto que son los que porta su “ídolo” Carlos Pavón.
“Casi toda mi familia es españolista, pero mi afición por el Real España llegó cuando apenas era un niño y vi jugar a Carlos Pavón en la Selección, después supe que era jugador del España, desde entonces me hice aficionado a morir de la Máquina”, comenta, Turcios.
“A Pavón siempre lo admiré, lo admiro y lo seguiré admirando aunque se retire”, remarcó Turcios, pese a que el atacante españolista no quiso autografiarle una de las tantas camisas que colecciona del conjunto aurinegro.
Este aficionado, originario de San Pedro Sula, cuenta además que hasta se peleó con su novia el domingo anterior, molesto con la derrota del Real España 0-1 en el primer juego de la final contra los albos.
“La verdad lloré porque tenía una cólera por la forma cómo estaba jugando el equipo, pero después se me pasó y ahora estoy confiado de que vamos a ganar el título”, expuso.
Pero qué decir de su amigo, Gustavo Martínez, con quien comparte las alegrías y las penas, dependiendo de cómo le vaya al equipo de sus amores.
“Yo nací siendo Real España”, comenzó diciendo Martínez, para después explicar que cuando su progenitora lo trajo al mundo, vivía a la par de la antigua sede de la Máquina en la colonia Fesitranh.
“Yo tenía unos tres o cuatro años cuando miraba entrenar a jugadores como Anthony Costly, Jimmy Steward, Jimmy Bailey y llegué a tener gran confianza con ellos, que después hasta me iba en el bus con ellos a los partidos”, refirió Martínez.
Este seguidor españolista, ahora de 32 años, sigue fiel a su equipo y a lo largo de los años ha venido coleccionando cuadros con fotografías de la Máquina. Es de los que algo tiene que apostar por su club, y ahora espera celebrar un nuevo título.