El extremo Philipp Lahm, considerado como un capitán disciplinado y responsable, el más joven de la historia de la selección alemana, tiene ante sí la ardua tarea de llevar a cuartos a la ‘Mannschaft’, un grupo de jugadores con mucho talento pero sin experiencia.
En el partido de octavos contra Inglaterra, el próximo domingo, Lahm, de 26 años, tendrá que demostrar de nuevo su talento y su capacidad de trabajo, tapando agujeros en la defensa, reuniendo a sus compañeros y organizando el ataque.
Todos los entrenadores del defensa del Bayern de Múnich están de acuerdo en presentarlo como un profesional “perfecto”, trabajador, infatigable y consciente de su responsabilidad en el terreno de juego.
A pesar de su pequeña talla (1.70 m y 65 kilos), de su voz débil y de su falta de carisma, el defensa nacido en Gern, un barrio de Múnich, se ha convertido en un grande del fútbol alemán y mundial, tan cómodo jugando a la derecha como a la izquierda.
Desde que Jochim Löw le puso el brazalete de capitán, que solía llevar Michael Ballack (ausente del Mundial de Sudáfrica por lesión), Lahm (68 selecciones y 4 goles) no esconde sus ambiciones para el equipo.
“Este equipo, a pesar de ser joven (24.9 años de media), es la mejor selección de Alemania en la que he jugado, porque tiene una calidad técnica un poco ‘latina’ y una combatividad totalmente alemana”, asegura Lahm, gran aficionado al baloncesto.
Tras la victoria contra Ghana del miércoles (1-0), el capitán sueña con ofrecer a la ‘Mannschaft’ su cuarto título mundial después de los de 1954, 1974 y 1990.
“Contra Inglaterra, tendremos que defendernos mejor que contra Ghana. El más pequeño error puede ser fatal, será un gran desafío para nuestro joven equipo”, advierte.
Lahm, considerado como uno de los mejores laterales del mundo, es futbolista en gran parte gracias a sus padres, que empezaron por darle unas cualidades físicas fuera de lo común.
Con sólo 26 años, estuvo en todos los partidos de la gran temporada del Bayern de Múnich, con el que acaba de ganar el tercer título de Campeón de Alemania y la tercera Copa nacional.
Roland y Daniela, sus padres, son todavía los dirigentes y educadores del pequeño club donde Philipp debutó en el fútbol siendo niño, antes de que el Bayern lo descubriera en 1995 cuando tenía once años.
Estos orígenes explican probablemente su simplicidad y su carácter, muy alejados de la imagen de las grandes estrellas del fútbol que aparecen en las revistas del corazón.
Lahm también es un jugador comprometido, que participó en una campaña de seguridad vial y colabora con varias asociaciones caritativas, lo que le permitió descubrir la realidad de Sudáfrica mucho antes del Mundial.
El 14 de julio, tres días después de la final de Johannesburgo, el número 16 de Alemania tendrá otro gran compromiso: su boda con Claudia, a la que espera llegar con la Copa del Mundo bajo el brazo.
“Pase lo que pase, será un verano maravilloso para mí”, asegura Lahm.