Al árbitro central estadounidense Mark Geiger, encargado de dirigir el martes el juego que empataron 2-2 Honduras y Panamá, simplemente le quedó grande la responsabilidad de un juego eliminatorio tan trascendental.
En jugadas claves, en las que el reglamento señala claramente lo que debe hacer el árbitro, Geiger erró, lo cual terminó perjudicando a la Selección de Honduras, pues no se atrevió a expulsar -en jugadas distintas- a jugadores panameños que merecían ver la tarjeta roja.
En el primer tiempo, apenas iniciando el juego, cuando Honduras y Panamá todavía estaban empatados 0-0, un despeje de la zaga catracha se convirtió en un pase de gol, pues el hondureño Jerry Bengtson le ganó la posición a Luis Henríquez. El delantero catracho se enfilaba ya solo contra el portero, iba camino de gol, pero el defensor panameño lo derribó.
El reglamento indica que un jugador debe ser expulsado directamente cuando es último hombre y comete infracción contra uno del equipo contrario que se perfila solo en posición de gol. Sin embargo, en una acción tan clara el árbitro estadounidense actuó como novato e inexplicablemente solo sacó una tarjeta amarilla contra el defensor canalero.
Justamente Luis Henríquez sería clave al final para que Panamá consiguiera el empate, pues fue él quien envió el centro para el 2-2 que consiguieron los panameños al minuto 91.
Pero la mala actuación arbitral no terminó ahí, pues en el segundo tiempo del partido nuevamente el juez “se la jugó por la fácil”.
Al minuto 76, el defensa panameño Felipe Baloy disputó con Carlo Costly un balón por la banda. Cuando la pelota iba saliendo, Baloy le puso el codo en la cara al delantero hondureño, lo cual fue una agresión clara e intencional que ameritaba tarjeta roja, pues el reglamento señala que se expulsará al jugador que cometa agresiones sin balón. El árbitro estaba cerca, vio la jugada, pero no hizo más que dar una advertencia verbal al zaguero de Panamá.