Al Victoria le llueve sobre mojado. Además de ceder los puntos contra Hispano perdió por expulsión a dos piezas importantes y al entrenador Ricardo “Tato” Ortiz.
Como si fuera poco, la Jaiba tendrá que pagar una multa de veinte mil lempiras y jugar su próximo compromiso como local en una cancha alterna, como sanción a los desórdenes que se dieron el pasado sábado y domingo en el Municipal Ceibeño.
Los expulsados son cosa juzgada y Victoria no contará con ellos porque tendrán que cumplir el automático de suspensión frente a Real Juventud. No obstante, la directiva analiza la posibilidad de apelar la sanción económica y la veta del coliseo ceibeño para su próxima salida, situación que está en manos de la Comisión de Disciplina del Norte.
Árbitro bravucón
El problema que afronta el Victoria se originó por los desórdenes que empañaron la jornada anterior, cuando el árbitro Erick Andino suspendió el partido que disputaba la Jaiba contra el Hispano, debido a la agresión de que fue objeto el auxiliar Jorge Carías.
El juego tuvo que finalizar al día siguiente (domingo) a puertas cerradas en el coliseo ceibeño, donde continuaron los desaciertos de Andino, provocando la ira de los jugadores y del técnico del Victoria Ricardo Ortiz, quien se fue expulsado, lo mismo que el argentino Pablo Genovese de los Burritos.
“Sí, claro, le reclamé fuerte porque él -Erick Andino- hizo lo que él quiso para tratar de perjudicarnos. Pocas veces he visto un árbitro, no sé si incapaz o que venía dispuesto a perjudicarnos”.
¿Qué le dijo usted? ¿lo expulsó por algo fuerte que usted le dijo? “Sí, por supuesto que le reclamé, y yo sé que hice mal porque me metí en la cancha; pero cuando le hablé él se golpeó el pecho y me dijo en tono bravucón: yo aquí tomo las decisiones”.
Mas allá de las equivocaciones de Erick Andino, Tato admite que el rendimiento de su equipo no es el mejor.
“Yo creo que contra Hispano tuvimos una media hora de buen juego a pesar de que la cancha estaba mala; después nos sorprendieron con dos goles por errores nuestros. Pero bueno, no jugamos contra once, sino contra doce”, adujo Tato.
