muchos de los problemas de control de la vejiga.
“¡Mamá, papá: me hice pipí!”. Sin duda, esta es una de las frases más escuchadas en las casas donde viven niños que recién aprenden a ir solos al baño. Aunque la pérdida involuntaria de orina durante las noches es algo bastante común entre los pequeños, aún es un tema que puede generar vergüenza y que muchos asocian solo con problemas psicológicos, lo cual no es del todo cierto.
Causas. Esto puede ocurrir por diferentes motivos, como desequilibrios hormonales o una vejiga más pequeña, y tiene un componente hereditario fuerte, pues si un padre o madre la padeció en la infancia, sus hijos tienen 50% de probabilidades de desarrollarla; pero con una atención adecuada se puede solucionar.
“Se considera una condición normal o fisiológica cuando la incapacidad de controlar la orina de noche sucede antes de los 5 años de edad, pero a partir de esa edad se le llama enuresis”, señala el pediatra Francisco Lozano Lee, del Instituto de Pediatría del TecSalud en México.
Las estadísticas indican que 15% de los pacientes pediátricos de 5 años padecen enuresis, y la cifra a los 6 años es del 10%. Hasta hace algunas décadas se creía que se debía a un problema psicológico, y si bien puede tener un componente emocional, hoy se sabe que sus razones son principalmente orgánicas.Algunos niños producen mayor cantidad de orina durante las noches.
“Se ha medido que estos niños tienen niveles de hormona antidiurética más bajos que el resto de la población de niños que no les sucede. Otra razón tiene que ver con aquellos pequeños con sueño muy profundo, pues no consiguen despertar al sentir la vejiga llena.“A veces se confunde como un fenómeno psicológico o psicógeno”, señala Miguel Ángel García Rodríguez, urólogo pediatra del Hospital Zambrano Hellion.
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“Pero la gran mayoría de los niños (con enuresis) tiene alteraciones orgánicas que hacen que su sistema urinario funcione de una manera no apropiada y suscitando estos accidentes”.
Atender sin criticar. Una primera aproximación de tratamiento recomienda el cambio de hábitos urinarios en los niños, sobre todo en aquellos de menor edad. “Por ejemplo”, dice el urólogo García Rodríguez, “vigilar que orine con una frecuencia urinaria adecuada, con un patrón adecuado, no tenga estreñimiento, propiciar una dieta que le favorezca, pero también podemos utilizar medidas como una restricción de líquidos en horas nocturnas”.
Existen algunos medicamentos utilizados para tratar esta condición y su uso se sugiere en edades más tardías, pues estos niños ya comienzan a tener una vida social más activa y la enuresis podría impactar más que en los más pequeños.
La indicación ante cualquier síntoma es consultar con los especialistas, pues a veces se piensa que los niños superarán esta situación por sí solos. Si bien algunos casos desaparecen con el tiempo, hay otros que pueden progresar a la adolescencia o juventud. Dentro del tratamiento es fundamental que no se juzgue ni critique al niño, que ya puede estar sintiendo culpa por mojar la cama. Recibir señalamientos puede empeorar su estado emocional y hasta complicar el proceso.