No será sencillo, pues intervienen varios factores. Se requiere que el agredido evalúe si contribuyó en el problema y si es capaz de perdonar la falta, detalla. Para ello, plantea, se requiere de trabajo terapéutico.
Lo que destruye a la pareja es la falta de voluntad para seguir luchando. “Hay que quitar esta idea errónea de que inmediatamente hay que separarse”.
Menciona que en terapia busca que ambos miembros, tanto el infiel como el agredido, asuman su responsabilidad.
“Si se logra renegociar la relación de pareja hay nuevas reglas. Lo que han vivido mal algunos años se puede arreglar. No es que va a quedar perfecta, pueden salir otros asuntos, pero es un momento mágico para la pareja si está dispuesta a reflexionar qué fue lo que pasó, ofrecer disculpas y aprender a perdonar, así como a solicitar los cambios para sacar las facturas que había por ahí perdidas”, dice Juan Carlos Hernández, psicólogo. Si no hay restauración del daño permanece una deuda emocional, señala.