Se acepta tal y como es. Puede que mantenga algunos complejos o que sus propósitos sin cumplir a veces le atormenten, pero en líneas generales se conoce y se acepta sin pretender ser diferente ni mejor.
Tiene ganas de amar nuevamente. Cuando somos más inmaduros y nos sentimos insatisfechos y necesitados, lo único que queremos es alguien que nos acepte y nos quiera.
Le gusta alguien. Si es así, hágase preguntas: ¿Esa atracción es suficiente para que nazca una relación? Apele a su sabiduría interna.
Estos son los criterios que debería cumplir: saber por qué desea formar otra pareja y confiar en que podrá sostener el esfuerzo y compromiso necesario.
Una persona feliz con sí misma reconoce fácilmente a la persona indicada para compartir su amor.