San Pedro Sula, Honduras.
¿Afecta la crisis la conducta sexual de los individuos? Según lo propuesto por diversos estudios y reflexiones, sí, sí afecta y lo hace desde distintos ángulos.
El estrés provocado por la incertidumbre y la escasez de recursos puede influir en el mayor o menor deseo sexual. Asimismo, la falta de certeza económica puede modificar los planes reproductivos de las parejas y las tendencias en el uso de anticonceptivos. Y, además, puede hacer que los gustos masculinos en cuestión de mujeres cambien un poco.
Incertidumbre y deseo
Un artículo publicado en el portal en español de la BBC, explicaba que en tiempos de crisis la gente tiende a recortar sus gastos debido a una disminución de ingresos absolutamente tangible o con la intención de tener una reserva por el temor de que en un futuro cercano falten recursos. Según la antropóloga Helen Fisher, investigadora de la Universidad de Rutgers, esas preocupaciones en torno al dinero y al trabajo elevan los niveles de dopamina en el cerebro, haciéndonos más susceptibles a la atracción. Además de que, en esos momentos de incertidumbre, es más probable que las personas busquen mayor contacto físico por la sensación de bienestar que este provoca; como una especie de ansiolítico natural.
Aunque no hay que olvidar que si la persona incrementa su carga de trabajo como una forma de aumentar sus ingresos, esto podría generarle un exceso de fatiga y, entonces, mermar el deseo en lugar de estar más dispuesto para la intimidad.
Hijos, mejor más tarde
En tiempos de crisis, tener hijos parece ser una decisión que tiende a pensarse más. Según una nota del Chicago Tribune, para algunos no es el momento idóneo y es preferible esperar a un momento de mayor certeza económica antes de incrementar las responsabilidades y traer a la familia una nueva boca que alimentar.
Estrés, amor y sexo
“Si una persona se está estresando lo más probable es que se deteriore su habilidad de demostración afectiva y disminuya su apetito sexual. Y aquí viene un engaño con una palabrita que se llama ‘síndrome de carencia afecto-sensitivo’, que este síndrome es muy difícil de diferenciar”, explica el sicólogo y sexólogo Gonzalo Paredes.
“Es un problema perceptual, si tuviéramos tanta crisis afectiva y demostrativa no tendríamos tanta gente a nuestro alrededor, sin embargo, hay gente que está a nuestro alcance y a lo mejor es gente que no nos puede ayudar económicamente, pero que nos brinda lo mejor que podemos tener de una persona: su hombro, porque es donde podemos recargarnos”, explica.
Los factores estresantes pueden provocar trastornos de ansiedad, alteraciones de sueño, migraña, tortícolis, y generalmente, las personas lo asocian con el problema económico y no con el síndrome de carencia afecto-sensitivo.
¿Afecta la crisis la conducta sexual de los individuos? Según lo propuesto por diversos estudios y reflexiones, sí, sí afecta y lo hace desde distintos ángulos.
El estrés provocado por la incertidumbre y la escasez de recursos puede influir en el mayor o menor deseo sexual. Asimismo, la falta de certeza económica puede modificar los planes reproductivos de las parejas y las tendencias en el uso de anticonceptivos. Y, además, puede hacer que los gustos masculinos en cuestión de mujeres cambien un poco.
Incertidumbre y deseo
Un artículo publicado en el portal en español de la BBC, explicaba que en tiempos de crisis la gente tiende a recortar sus gastos debido a una disminución de ingresos absolutamente tangible o con la intención de tener una reserva por el temor de que en un futuro cercano falten recursos. Según la antropóloga Helen Fisher, investigadora de la Universidad de Rutgers, esas preocupaciones en torno al dinero y al trabajo elevan los niveles de dopamina en el cerebro, haciéndonos más susceptibles a la atracción. Además de que, en esos momentos de incertidumbre, es más probable que las personas busquen mayor contacto físico por la sensación de bienestar que este provoca; como una especie de ansiolítico natural.
Aunque no hay que olvidar que si la persona incrementa su carga de trabajo como una forma de aumentar sus ingresos, esto podría generarle un exceso de fatiga y, entonces, mermar el deseo en lugar de estar más dispuesto para la intimidad.
Hijos, mejor más tarde
En tiempos de crisis, tener hijos parece ser una decisión que tiende a pensarse más. Según una nota del Chicago Tribune, para algunos no es el momento idóneo y es preferible esperar a un momento de mayor certeza económica antes de incrementar las responsabilidades y traer a la familia una nueva boca que alimentar.
Estrés, amor y sexo
“Si una persona se está estresando lo más probable es que se deteriore su habilidad de demostración afectiva y disminuya su apetito sexual. Y aquí viene un engaño con una palabrita que se llama ‘síndrome de carencia afecto-sensitivo’, que este síndrome es muy difícil de diferenciar”, explica el sicólogo y sexólogo Gonzalo Paredes.
“Es un problema perceptual, si tuviéramos tanta crisis afectiva y demostrativa no tendríamos tanta gente a nuestro alrededor, sin embargo, hay gente que está a nuestro alcance y a lo mejor es gente que no nos puede ayudar económicamente, pero que nos brinda lo mejor que podemos tener de una persona: su hombro, porque es donde podemos recargarnos”, explica.
Los factores estresantes pueden provocar trastornos de ansiedad, alteraciones de sueño, migraña, tortícolis, y generalmente, las personas lo asocian con el problema económico y no con el síndrome de carencia afecto-sensitivo.