“Nos sonreímos, no porque esto que nos dicen nos hace felices, sino porque muy pocas personas conocen nuestra verdadera historia. Y todas las parejas tienen una, incluso nosotros”.
Parson, cuyo blog homónimo fue incluido en el Top 30 de los Blogs que los líderes cristianos necesitan leer este 2015, está casado con Consuela desde hace 14 años y son padres de 4 niños. Ambos brindan consejería matrimonial a parejas en crisis.
“Al reflexionar de nuevo en ese momento de mi vida, hay algunas cosas que sé que si yo ya las hubiera entendido plenamente cuando me casé, la crisis en la que nos encontrábamos se hubiese podido haber evitado. Aquí están:
1. No existe un plan B. Mi mentalidad era que iba a dejar mis opciones abiertas. Si estar casado no funcionaba o si ella no me hacía feliz, yo quería estar seguro de que tenía una salida o, peor aún, otra opción. El tener un plan B y mantener abierta la puerta para escapar u otras posibilidades me privaban de comprometerme y dedicarme totalmente a mi esposa y a nuestro matrimonio.
2. El matrimonio no se trata de mi felicidad. La verdad es que el matrimonio es sobre el amor y el respeto mutuo y honrar a Dios por medio de nuestra fidelidad.
3. La comunicación es más eficaz que el silencio. Soy una persona introvertida. Automáticamente, cuando algo me molesta o me hace enojar me aíslo y me quedo callado. De lo que me he dado cuenta es que ella va a tratar mis inseguridades y emociones con delicadeza. Y si estoy molesto con ella, ella es la única persona que puede arreglarlo, entonces ¿por qué no hablar con ella?
4. Ayudarla a ella me beneficia a mí. Me di cuenta de un fenómeno interesante. Cuando yo hago algo por ella, realmente me beneficia a mí. No me malinterpreten, cuando la ayudo (a lavar los platos, por ejemplo) eso llena su “tanque de amor” hasta el punto en que quiere hacer lo mismo por mí.
5. Enfrentar los malos ratos. Cuando pensamos que nuestro matrimonio es disfuncional, comenzamos a pensar en el plan B, dejamos de comunicarnos, y dejamos de intentar. Pero, el conflicto en el matrimonio es normal. La forma en que elegimos enfrentar los malos ratos es lo que determina qué tan saludable o dañado está nuestro matrimonio.
Me he dado cuenta que el ver las diferencias como algo normal me ha ayudado a no enfrascarme en alguna ofensa, me ha ayudado a pedir perdón mucho más rápido, y a trabajar duro para resolver las diferencias tan pronto como sucedan.
Como puede adivinar, Consuela y yo tenemos un matrimonio espectacular ahora. Especialmente ahora que sé estas cosas sobre el matrimonio.