La complicidad entre las almas gemelas

En la vida tenemos conexión con una persona y sin poder explicarlo sentimos que podemos confiar en ella

  • 29 oct 2016

No sabemos cómo ni por qué, pero cuando sentimos química con alguien casi de forma automática deseamos tener esa persona cerca de la forma que sea. Nos sentimos tan cómodos y seguros a su lado que sentimos que podemos confiarles nuestros más íntimos temores y hasta secretos.

Todos deseamos encontrar a alguien cuyos demonios se entiendan con los nuestros, alguien que tenga la llave para nuestras cerraduras, con quien nos sintamos tan seguros que les dejemos abrirlas sin temor, con quien resurja nuestro verdadero yo y podamos ser nosotros mismos.

Es algo mejor que un amor porque cada uno descubre una parte del otro sin necesidad de que medien las palabras y con la necesidad de que medie una vida repleta de permanencia. Una complicidad se alcanza con esas personas a las que te agarras para no dejar que se te escape el presente a la vez que piensas en todo lo que te espera.

Te hacen respirar amor y sonreír tontamente cuando recuerdas las coincidencias o que se encuentran en las mismas coordenadas a través de las miradas.

Para la complicidad no hay secretos en las miradas, en los gestos. Un alma gemela es aquella persona que te hace reír y sonreír sin decir absolutamente nada. Es una persona que no te abandona, que se enorgullece de lo que consigues y de quién eres a la vez que no tiene pudor en decirte lo que piensa ni en llamarte la atención si te equivocas.

No quiere decir que no vaya a haber malos entendidos ni discusiones, pero incluso una pelea cómplice puede derribar nuestros muros de contención. Esto solo ocurre cuando esa persona es alguien que te cuestiona y que no está en tu vida de manera silenciosa, alguien que marca un antes para el que no hay después y que inunda cada instante de ternura.

Con información de LaMenteesMaravillosa.com