No es broma: cuida lo que dices

Se trata de abrir la mente, tomar conciencia, aprender y pensar antes de hablar. Ponle un freno a las agresiones verbales escondidas detrás del humor.

  • 07 feb 2022

“¿Hay viejas?, ¿maricones?... ¡Puros machos! Qué bueno, han seleccionado bien”.Esas fueron las palabras del Tuca Ferretti, ex director técnico de Tigres, que en diciembre lo llevaron a ser nombrado machista y homofóbico.

Tras la polémica ocasionada, argumentó que se trató de un chiste, pues él es muy bromista.

No es extraño escuchar comentarios similares en la vida cotidiana; agresiones verbales escondidas detrás del humor, que se suelen usar sin considerar que su uso es una forma de ejercer y seguir reproduciendo violencia en la sociedad.

”Hay que cuestionar mucho cómo nos reímos de lo violento”, indica Mariana Gabarrot, especialista en género y profesora de la Escuela de Humanidades y Educación del Tecnológico de Monterrey.

El racismo, la misoginia, la homofobia, el clasismo, son violencias que se reproducen a través de las bromas y del humor porque se minimiza la violencia que estamos ejerciendo”.

Decirle a un hombre que “no sea nena” cuando llora o expresar que alguien “trabaja como negro” para referirse a malas condiciones laborales son algunos de estos ejemplos.

Pero, ¿por qué son violentas estas palabras?Si bien, hay quienes pueden encontrarlas graciosas y no ofensivas, la realidad es que estas expresiones hacen burlas a partir de insultar, menospreciar o invalidar a otras personas, sobre todo a grupos que históricamente han sido vulnerados.

A lo mejor no nos damos cuenta, pero estamos dando entender que está bien tratar a esa persona o a esos grupos de forma negativa como si fueran menos”, indica Rocío Galarza, integrante del colectivo Mujeres+Mujeres.

”No es algo consciente, pero es algo que culturalmente e incluso psicológicamente puede llegar a tener ese efecto, tanto en el individuo como de forma colectiva”.Además, destaca Gabarrot, la violencia escala.

Detrás del lenguaje machista, por ejemplo, están los mismos mecanismos de la violencia que termina en feminicidio.”No es casualidad que vivamos en un país en donde se permite un sentido del humor misógino y homofóbico, y a la vez”, apunta, “seamos de los países con más feminicidios y con más crímenes de odio en el mundo”.

Carga histórica. Palabras como las que dijo Ferreti tienen una carga histórica muy importante.Desde hace tiempo se han utilizado para referirse de forma específica a ciertas personas e insultarlas, así como para reproducir discursos de odio, señala Gregorio Reyes, integrante de Amigo Date Cuenta, colectivo que promueve el análisis crítico de la masculinidad.

Son palabras que no son inocentes, tienen un contexto particular y se utilizan puntualmente en contextos particulares de mucho odio contra la comunidad LGBT, contra las mujeres”, indica.Maricón, ejemplifica, es usado de forma despectiva hacia los hombres homosexuales.

Incluso, suele ser lo que las víctimas de crímenes de odio escuchan en sus últimos segundos de vida. La palabra vieja, dice Gabarrot, hace referencia a la vejez, una etapa estigmatizada en la sociedad actual. Llamar así a una mujer, es como decir que todas las mujeres son antiguas.

”Ni se diga que la palabra vieja está asociada con la posesión de las mujeres”, destaca.Además, agrega, las palabras tienen un gran impacto sobre una persona: consecuencias en el ánimo, las emociones y los cuerpos. Es importante ser cuidadosos con lo que se dice.

¿Broma o no?Al momento de disculparse, el director técnico de Tigres dijo que las bromas que antes contaba, hoy en día no son válidas.Es común que las personas que se expresan de manera similar, argumenten que lo que dicen son chistes inocentes que no pretenden ofender. ¿Realmente lo son?

”Por supuesto que no son bromas”, enfatiza Gregorio Reyes, de Amigo Date Cuenta.”La gente utiliza este tipo de excusas para no responsabilizarse de lo que dice, de las cargas históricas que han tenido algunas palabras, de los crímenes de odio que suceden a través de ello y de la violencia que se reproduce a través de estas palabras”.

No es que las generaciones de hoy sean más sensibles, coinciden los especialistas.Estos comentarios siempre han sido ofensivos. Lo que ha cambiado es que cada vez más personas se dan cuenta de lo que no está bien y elevan la voz para cambiarlo.

”Las personas que han sido objeto de estas violencias históricamente se han resistido y estas resistencias han ido creando conciencia y han ido abriendo espacios desde donde se pueden señalar estas violencias y antes no se podían señalar”, señala Gabarrot.

”Es gracias a los activismos LGBT, feministas, de derechos civiles, que hoy por hoy podemos ver esas violencias que antes no veíamos”.

Y aunque es entendible que para algunas personas que han vivido más tiempo en otro paradigma sea difícil adaptarse, no significa que se les deba dar vía libre para decir o hacer lo que quieran.Se trata de abrir la mente, tomar conciencia, aprender y pensar antes de hablar.