María auxiliadora, un testimonio de vida y esperanza

La emotiva historia de una dama que venció el cáncer de seno. Tras un año de lucha, invita a todas las mujeres a prevenir la enfermedad.

  • 28 oct 2022
Doña María afirma que sus hijos fueron su mayor apoyo y estuvieron con ella durante todo el proceso.

REDACCIÓN. Vestida de rosa que resalta su tez clara, con una tímida sonrisa y su cabello corto, así llegó María Auxiliadora Espinal a la sala de redacción de Diario LA PRENSA para compartir la historia de su ardua lucha contra el cáncer de mama.

El relato comenzó en un tono sereno, con una mirada dulce mientras articulaba las palabras: “Un día mientras descansaba en mi casa me toqué, nunca me había hecho una mamografía y al sentirme la bolita en el pecho decidí buscar ayuda, me hice un ultrasonido y después una biopsia, ahí fue cuando me descubrieron que era cáncer”.

A partir de ese momento, María Auxiliadora relata que su vida cambió, pues afirma que si había algo a lo que ella temía, era precisamente a padecer cáncer de mama. No obstante, sus hijos fueron el motor que la impulsaron a estar de pie en esta lucha que duró más de un año.

“Tengo tres hijos, Karen, Ramón y Víctor, los tres estuvieron al 100% conmigo en el proceso, pero uno de ellos al principio se quedó paralizado e impactado con la noticia”. Pero, actuaron con valentía, situación que le enorgullece.

PROCESO

“Tras que recibí el resultado, mis hijos me llevaron donde un oncólogo, quien me dijo que requería una cirugía urgente, me explicó que estaba en etapa 3 y, como también soy diabética, me sometí a otro proceso porque la herida me necrosó”.

En este punto, María había perdido la serenidad con la que inició a hablar, pues sus manos estaban temblando sutilmente, su voz estaba entrecortada y sus ojos se tornaron vidriosos como consecuencia de una angustia que volvió a invadir su cuerpo al recordar esos días de incertidumbre.

Con un evidente nudo en la garganta, dijo: “Es algo fuerte, mis defensas bajaron por la misma quimioterapia, pero, si pasaba una día acostada, al siguiente día me levantaba, nunca me quedé en la cama sin esperanzas, todos los días me levantaba a buscar algo que hacer para no estar pensando en el problema”.

EJEMPLO DE FORTALEZA

A sus 55 años, María Auxiliadora es testigo de la increíble fuerza del amor de Dios y la familia en momentos difíciles.

“Para toda mujer, ver que se le cae el pelo, las cejas y las pestañas es un proceso bien difícil y uno se siente muy mal, pero yo pensaba mucho en mis hijos y mis nietos, ellos fueron la base para que yo pudiera resistir”, afirma, al tiempo que asegura ya no tenerle miedo al cáncer.

María Auxiliadora junto a su familia.

“Yo solo le pedía al Señor que me diera fortaleza y ahora vivo mis días de forma diferente, les puedo asegurar a todas las mujeres que si se quedan con el miedo pueden perder la batalla”, señaló con firmeza.

Doña María es una mujer muy valiente, que se aferró a Dios y a sus ganas de continuar viviendo para ver crecer a sus nietos y seguir apoyando a sus hijos.

Además, fue muy estricta con el tratamiento oncológico, asistió puntual a sus citas médicas. “Hay que luchar y vencer la enfermedad, porque si nos quedamos acostadas y deprimidas, no vamos a lograr nada, debemos buscar ayuda para vencer el miedo”.

Doña María es supervisora de producción en Laboratorios Finlay, donde trabaja desde hace 24 años y ahora ha vuelto a ejercer su cargo y a disfrutar la convivencia con sus compañeros.

María auxiliadora, un testimonio de vida y esperanza