Redacción. El 10 de mayo se celebró el Día Mundial del Lupus, tal vez te preguntes qué es. Es una enfermedad autoinmune inflamatoria crónica que abarca cuatro tipos: sistémica, cutánea, inducida por fármacos y neonatal.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), no se ha esclarecido el origen del lupus, pero se denomina como una enfermedad autoinmune con posibles factores que pueden influir en el desarrollo patológico. De acuerdo con la Sociedad Española de Reumatología, es probable que exista un virus que acelere la afección.
El más conocido es el lupus eritematoso sistémico (LES). El LES es una forma de lupus en la que el sistema inmunitario puede atacar a todos los sistemas del cuerpo.
Los síntomas del LES pueden variar en cada paciente, pero generalmente incluyen fatiga, dolor muscular y articular, dolores de cabeza, febrícula, síntomas cognitivos y sensibilidad a la luz solar. Sin embargo, debido a que el LES puede afectar potencialmente a cualquier órgano o sistema corporal, los síntomas pueden incluir daños más graves en órganos y tejidos que pueden poner en peligro la vida. El LES representa el 70% de todos los casos de lupus con un órgano principal como los riñones, los pulmones, el cerebro o el hígado afectado en el 50% de los pacientes.
Los efectos. Entre los síntomas los pacientes afectados por la enfermedad suelen tener indicios de cansancio, pérdida de peso, fiebre, y alteraciones de la temperatura.
Los más notables y de mayor riesgo de esta enfermedad son los cardiacos y pulmonares, ocasionando daños en los pulmones o a las válvulas del corazón creando insuficiencia cardiorrespiratoria. Lesiones frecuentes en el riñón pueden causar hinchazón facial y de piernas.
El lupus también puede manifestarse mediante trastornos psiquiátricos, cefaleas, estados de confusión, afectación en los nervios periféricos y convulsiones, entre otros. Actualmente no existe una prueba de diagnóstico del lupus, sin embargo, los especialistas de la salud utilizan una variedad de exámenes de laboratorio para detectar los cambios físicos en las personas. Una de las pruebas más conocidas es la denominada como anticuerpos antinucleares (ANA).
Vitamina D. Hasta el momento no se ha encontrado la cura al lupus, pero existen distintos tratamientos de acuerdo al órgano afectado. Uno de los fármacos utilizados para contener la enfermedad son los corticoides que sirven para regular funciones cardiovasculares, metabólicas, inmunológicas y homeostáticas. Aunque tomar complementos de vitamina D podría ayudar a evitar la psoriasis, la artritis reumatoide, el lupus y otras enfermedades autoinmunes, sugiere un nuevo estudio divulgado por The New York Times.
Investigaciones anteriores han apuntado a esta conexión, pero el nuevo estudio es el primer ensayo aleatorio controlado que observa lo que sucede cuando se administran complementos de vitamina D a las personas, y les dio seguimiento para ver si desarrollan una enfermedad autoinmune, señalaron los autores. Se considera que los ensayos aleatorios y controlados son el estándar de excelencia de la investigación clínica.
En el nuevo estudio, las personas que tomaron 2,000 unidades al día de vitamina D, con o sin un gramo de aceite de pescado, durante poco más de cinco años, redujeron su riesgo de desarrollar una enfermedad autoinmune en un 22 por ciento, en comparación con sus contrapartes que tomaron una pastilla de placebo (”falsa”).
“Parece que administrar vitamina D previene la enfermedad autoinmune, algo que es de verdad emocionante”, planteó la autora del estudio, la doctora Karen Costenbader, reumatóloga del Hospital Brigham and Women’s, en Boston.
¿Qué hacer?
1. Buena alimentación.
Aunque no hay una dieta específica para las personas con lupus, cuidar la alimentación comiendo y bebiendo sano es esencial, aconsejan los expertos, incluyendo vegetales, proteínas, granos, frutas y lácteos, pero se debe tener en cuenta que la persona no tenga enfermedades de base.
2. Realizar ejercicio físico
Es recomendable también para este tipo de pacientes, ya que el ejercicio mejora el estado de ánimo y la autoestima. Asimismo, tiene efectos positivos a nivel del sistema cardiovascular y óseo, ambos afectados frecuentemente por comorbilidades como la ateroesclerosis o la osteoporosis.
3. Disciplina con medicamentos
Los pacientes deben aprender a vigilar sus síntomas para tomar medidas adecuadas en caso de rebrotes según los consejos de su médico, deben conocer qué medicaciones puede variar de dosis o tomar a demanda en función de los síntomas y cuáles no, y colaborar de forma disciplinada.
4. No fumar
Es conocido que el tabaco tiene efectos perniciosos en diversas manifestaciones lúpicas, especialmente en las cutáneas y también se ha demostrado que es un factor de riesgo para que los pacientes puedan sufrir eventos cardiovasculares isquémicos, una complicación en esta enfermedad.