Las prendas lenceras y el tejido vaquero desgastado serán dos de las apuestas protagonistas, aunque también habrá lugar para los trajes de chaqueta con hombros marcados, los patrones arriesgados y las prendas minimalistas.
Las prendas en versión mini, los colores, brillos y estampados cobrarán fuerza en el armario femenino y masculino, una tendencia que jugará con otras más formales, como el traje de chaqueta y la estética minimalista.
El sastre se ocupará de cincelar la silueta marcando hombros y estrechando cintura, “lo que se conoce como silueta en reloj de arena”, explica el diseñador Alejandro Gómez Palomo, alma de la firma española “Palomo Spain”.
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Diseñadores, firmas y estilistas internacionales proponen prendas y conjuntos desenfadados cada vez más desnudos, “en los que la lencería se convierte en los básicos principales”, añade el creador. Así, el vestido de aire lencero, conocido como “slip dress” será el auténtico protagonista, más si es de satén y cuenta con delicado encaje.
Firmas como Gucci, Dior, Calvin Klein o Chanel toman la lencería femenina como punto de partida para construir prendas que normalizan la sexualidad de la mujer mediante sujetadores, ligueros y camisones convertidos en prendas de calle.
Durante las pasarelas de la Semana de la Moda de París de este año se evidenciaron estas tendencias. Se destacaron las colección de Dior, Elie Saab, Giambattista Valli, Chanel y Fendi.