1. Tono de la piel.
Si es de armonía fría (clara con tonalidad azulada o rosada) opta por rojos pasión y los subtonos en rosas como el rojo frambuesa o sandía. Por el contrario, si tu piel es de armonía cálida, morena o bronceada, los tonos rojos con una base más bien anaranjada, tirando a coral o a melocotón, son los que mejor te sientan porque resaltan tu luminosidad.
Los tonos sandía son ideales para las pieles frías.
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2. Forma de los labios.
Los colores rojos suelen afinar los labios pequeños, así que un truco para agrandarlos es perfilarlos para obtener más volumen y aplicar luego un buen gloss. Si tienes los labios gruesos huye de los tonos más intensos, vivos y brillantes porque tienden a resaltar más la boca.
Para algunas es un hábito anticuado, pero el perfilado de labios te ofrece grandes beneficios.
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3. Tono de los dientes.
Los rojos hacen destacar unos dientes amarillos, así que si los tienes ligeramente de este color escoge labiales con pigmentos azulados para neutralizarlo.
Los dientes blancos no tienen problema para lucir bien con cualquier tono de labial, si son amarillos, opta por los pigmentados azulados.
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