“¿Por qué los hijos no vienen con un manual?”, es una pregunta común que se hacen los padres de familia. Uno de los momentos más estresantes son los temidos berrinches; los cuales, de acuerdo con la pedagoga Gabriela Philibert, son una reacción emocional a una situación que desconcierta, enoja o saca de balance.
Esta actitud, explica, no es exclusiva de los niños, pero ellos la viven con más frecuencia, mientras que los adultos ya saben qué es el autocontrol.
“Primero, como adultos, no debemos perder la calma para ayudar al pequeño a transitar por ese estado; podemos bajar la voz, preguntar si para él está bien un abrazo o un espacio, lo que no hay que hacer es reaccionar a la par que él”, dice.
“Es buen momento para hablarles muy bajito y hacerles preguntas como ‘¿amor, te sirve quedarte solito un rato?’, ¿dejamos un tiempo y platicamos? Se trata de ofrecerles alternativas”.
Es importante también regular acciones y hábitos diarios -como recoger juguetes, dormir a cierta hora o bañarse-, establece la guía de PECES (Padres Eficaces con Entrenamientos Sistemático).
“Algo que ayuda mucho son las tablas de rutinas con fotos y dibujos para ayudarles a ver que luego de una actividad se lleva a cabo otra; como después de lavarse los dientes, hay que ponerse la pijama”, añade Philibert.
Respecto a la adquisición de juguetes, la fundadora de Eduktip aconseja evitar el exceso.“Yo siempre les digo, ‘tú, como adulto, no podrías atender la manutención de varios casas o carros, entonces, por ejemplo, ¿por qué tienen 12 muñecas?’.
Se trata de poseer lo que puedes atender y cuidar responsabilizándote”, menciona.
La maestra en facilitación de grupos con enfoque humanista y especialista en autoestima enfatiza la importancia de regular el tiempo frente a aparatos electrónicos.
“Los pequeñitos deben estar expuestos muy poco porque el cerebro se hipersatura con tanta imagen; yo dejaría tanto videojuegos, como celulares y televisión, 15 minutos de 3 a 4 años y subir poco a poco”.
Algunos consejos
1. Para frenar un comportamiento inadecuado, la clave es fortalecer la conexión entre padres e hijos.
2. Más que controlar el comportamiento de los pequeños, hay que trabajar con el propio.
3. En lugar de amenazarlos, explícales el “para qué” de cierta petición que estás haciendo.
4. Establecer horarios y fijar rutinas permite tener hijos seguros y tranquilos; ofrece un equilibrio emocional.
5. No condiciones a tus hijos usando etiquetas con ellos, como por ejemplo decirle “travieso” o “flojo”.
6. Los límites firmes se aplican mejor con un tono de voz seguro, sin gritos, y un gesto serio en el rostro.
7. Acentúa lo positivo. Los niños son más receptivos al hacer lo que se les ordena cuando reciben refuerzos positivos.
8. Explica el porqué. Cuando un niño entiende el motivo de una regla, se sentirá más animado a obedecerla.
9. Siempre que apliques un límite al comportamiento de un niño, intenta indicar una alternativa aceptable.
10. Deja claro a tus hijos que tu desaprobación está relacionada con su comportamiento y no va directamente hacia ellos.
