Ubicado en el corazón de Centroamérica, ofrece al viajero los encantos de una naturaleza salvaje y pródiga y la historia de un pasado que comparte con los otros países del istmo latinoamericano.
Cristóbal Colón, en 1502, navegó sus costas, desembarcó en la actual ciudad de Trujillo donde encontró agua suficiente y según cuenta la leyenda, dio nombre al país al exclamar: ¡Gracias a Dios por las Honduras! Otros creen que el nombre se debe a las hondonadas y valles que quiebran el paisaje montañoso.
No fue hasta 1536 que varias expediciones comenzaron a recorrer el territorio, y fuertes luchas se entablaron con los indígenas, hasta abatir al cacique Lempira, héroe nacional, que da nombre a la moneda nacional.
Nuestro viaje abarca la región costera, el valle de Copán y las Islas de la Bahía.
La gran ciudad de Copán tuvo su gran apogeo entre los siglos V y VII de nuestra era, pero en el año 822 d. C. fue abandonada sin una razón evidente. En 1980 la Unesco la declaró patrimonio de la humanidad.
Al entrar al parque encontrará varias guacamayas; esta ave multicolor es emblema de Honduras y era ave sagrada para los mayas, sus colores simbolizaban: el azul, el cielo, el rojo, el sacrificio y el amarillo, el sol.
La historia de Copán es extraña porque, en 1576, don Diego García de Palacios informa sobre las ruinas a la Corona pero nadie se ocupa de ellas. En el siglo XIX intentaron comprarlas por 50 dólares, hasta que en 1841, Copán pasa al gobierno nacional y en 1952 el Instituto Hondureño de Antropología e Historia se hace cargo de las investigaciones y protección del patrimonio cultural.
El complejo arqueológico comprende cinco partes, explica José Martínez, de la asociación de guías de Copán: La Gran Plaza con las famosas estelas, pilares de piedras esculpidos consagrados a los reyes de Copán; la Escalinata jeroglífica, imponente templo con inscripciones en los escalones y el juego de la pelota. Sigue la Acrópolis, edificio dedicado al último emperador Yac Pac donde se llevaban a cabo fiestas ceremoniales. Los túneles que revelan la superposición de estructuras, construidos durante los años que la ciudad fue centro religioso e imperial. Por último, el cementerio, llamado así porque se hallaron restos humanos aunque en realidad fueron residencias de nobles.
El conjunto de dos kilómetros, extendido sobre el río Copán (cuyo curso fue desviado para no dañar las estructuras arqueológicas), impresiona por su majestuosidad. Un museo completa la visión histórica y realza los misterios de esta antigua civilización.
Para los amantes de la naturaleza se recomienda visitar el parque de pájaros Montaña Macaw, con más de 100 pájaros, entre ellos, guacamayas, pericos, lechuzas, tucanes y diversas aves de colores, una verdadera reserva ecológica y santuario de aves, en medio de la foresta tropical.
Las Islas de la Bahía de Honduras ofrecen un aspecto distinto al resto de las regiones porque muchos de sus habitantes son “garífunas”, descendientes de africanos caribeños que llegaron a la islas hacia en 1700, hablando inglés.
La isla más grande es Roatán, junto a Utila y Guanaja; más de 60 cayos e islotes completan el archipiélago, ubicado en la plataforma submarina más grande de Centroamérica.
Roatán, con casi 85 kilómetros de largo, tiene una sorprendente historia. Uno de sus grandes tesoros son las aguas cristalinas, las playas vírgenes y el maravilloso arrecife que nace en México y termina en las costas de Roatán. Por eso, las atracciones principales son el buceo, el tubeo o “snorkeling” (nadar en la superficie con un tubo) y la excursión en el barco de vidrio, que permite apreciar las maravillas del arrecife, el segundo más grande del mundo.
West End es un simpático pueblo sobre una encantadora bahía, que fue lugar de pescadores y hoy es el centro de la “movida” de la isla, con negocios de recuerdos, bares junto al mar, pequeños hoteles y restaurantes donde se puede degustar la sopa de caracol y pinchos de camarones.
Los amantes de las tortugas marinas y tiburones pueden observarlos en Coral Bay, una reserva ecológica que protege estos animales. Otro parque interesante es Gumbalimba, donde los monos y aves están en libertad bajo el frondoso bosque.
Una experiencia inolvidable es conocer y fotografiarse con los delfines, en Anthony’s Key. En ese mismo lugar funciona desde 1989, el Instituto de Ciencias Marinas de Roatán con un pequeño museo didáctico.
Roatán es un lugar para enamorarse. Desde las bellas playas de Infinity Bay Beach se puede ver el anochecer entre palmeras y música caribeña. Sin duda, Honduras es un paraíso tropical.