El Tranvía Aéreo de Palm Springs, al este de Los Ángeles es toda una verdadera aventura. El recorrido comienza en la estación Valley, ubicada a poco más de seis kilómetros del centro de Palm Springs. Del Desierto de Colorado se pasa a la zona boscosa del Parque Estatal de la Montaña de San Jacinto en tan solo 12 minutos y medio.
Caben 80 personas, aunque usualmente no suben más de 65 para que todos puedan disfrutar el recorrido. Primero, se vislumbra el Valle de Coachella, que ocupa 72 kilómetros cuadrados del condado de Riverside. El Valle es mundialmente célebre por ser sede del Festival de Música y Artes del Valle de Coachella durante dos fines de semana de abril.
También se le conoce por albergar el Parque Eólico San Gorgonio, formado por miles de turbinas generadoras de electricidad, que se mueven a ritmo de sus fuertes vientos. Las hélices giran al mismo tiempo, coordinadísimas. Tanta perfección provoca mirarlas fijamente, queriendo ser el primero en encontrar algún error, que alguna gire antes o después, hasta quedar hipnotizado.
Como pocas veces en la vida, hay que agradecer que el suelo se mueva: de un momento a otro la vista cambia, y es entonces cuando aparecen, a lo lejos, las cuadriculadas calles de Palm Springs.
En medio de la nada, se alza una ciudad llena de palmeras, cactus y coloridos edificios que brillan a la distancia. Su belleza nunca ha pasado desapercibida para los californianos, que la han convertido en su lugar de descanso favorito.
Frank Sinatra residió ahí en los años 40. Aún se conserva la que fuera su casa; se renta para bodas, eventos especiales y tours privados.
Pero lo mejor del recorrido aún está por verse: los acantilados del Cañón Chino, de abruptas pendientes y puntiagudas rocas, que en invierno se tiñen de blanco.