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Cayos Cochinos, la perla del caribe

  • 03 enero 2015 /

Un paraíso lleno de misterios y encantos

La Ceiba, Honduras.

Con una colección natural de islotes, Cayos Cochinos es uno de los paraísos tropicales del que presume el Caribe hondureño. Sus playas de arenas blancas bordeadas con un mar de aguas cristalinas son los elementos que se combinan para llenar de vida el azul turquesa que resalta en ese cálido espejo de agua.

Con una variedad de especies marinas y colonias de corales, este lugar inspira la práctica del buceo, esnórquel y otras aventuras. Este archipiélago conserva el segundo arrecife de coral más grande del mundo, y forma parte de la Barrera de Coral Mesoamericana. Son estas referencias naturales, más su ubicación misteriosa, las que le han permitido gozar de una buena reputación en el mundo, que atrae la atención de artistas de fama internacional y sirviendo de escenario de reconocidos reality shows de grandes televisoras mundiales.

Aquí la vida está regida por normas. La conservación y la sostenibilidad se han convertido desde hace más de dos décadas en una costumbre para las más de 60 familias que habitan esta reserva marina. La etnia garífuna es la población mayoritaria, su cultura y gastronomía se suman a los atractivos naturales que destacan este sitio. Toda la comunidad aquí establecida sobrevive de la pesca racionada de sus recursos marinos y del turismo. Las comunidades de Chachaguate y West End, son los asentamientos donde la tranquilidad es palpable, como lo es el mar y su suave brisa. Aquí la hospitalidad de sus pocos habitantes y el sabor de la cocina local son otro de los componentes que le dan más sentido a la estadía de los visitantes.

La belleza natural y ecológica en este archipiélago es única.

Esta reserva marina, declarada como área protegida en 1993, está conformada por dos pequeñas islas: Cayo Menor y Cayo Mayor, y una docena de islotes. Es manejada por una fundación. Sus 460 kilómetros cuadrados son el refugio de una gran variedad de especies, tanto marinas como terrestres. Conocer la boa rosada, reptiles y aves propias de la localidad, es posible a través de sus senderos serpenteados que se abren en la espesa vegetación del cerro menor.

Su paisaje con características inhóspitas, hacen más interesante la llegada de personas huyendo de la vida agitada. El paso del mar, el coro de las aves y el silbido del aire tropical, llenan el silencio con tonos agradables al oído humano. Su belleza está en todo su contorno, pero antes una aventura nos espera.