Cada vez que un nuevo móvil sale al mercado, es muy fácil sentir esa urgencia casi automática de querer ser el primero. Sin embargo, cuando nos detenemos un momento y dejamos que la emoción del anuncio se asiente, empiezan a aparecer dudas razonables que permiten mirar la compra desde una distancia más sensata.
El precio inicial, ese enemigo silencioso
Cuando un smartphone aterriza en las tiendas, lo hace a su precio más alto. No importa si es Android o iPhone, aunque con los Android la historia suele ser más radical, porque tienden a perder valor a una velocidad bastante poco amable con tu bolsillo. Y es que, cuando pensamos en todo lo que hacemos con el móvil, desde ver series hasta usar redes sociales o incluso echar alguna partida rápida a juegos de casino online, se vuelve más evidente que no necesitamos lo último para disfrutar de esas actividades.
En la práctica, comprarlo nada más salir significa pagar un extra únicamente por el privilegio de ser el primero, un lujo que puede costarte cientos de euros que quizás preferirías invertir en accesorios útiles.
El efecto “wow” y el marketing que no te cuenta toda la verdad
Durante las presentaciones, las marcas hacen que todo parezca revolucionario, como si el móvil que están lanzando hoy fuera la culminación del futuro. Pero lo cierto es que, cuando se baja el telón y se acaba la música épica, lo que queda es un teléfono más, con mejoras que muchas veces son apenas incrementales. Un poco más de batería, un sensor de cámara más luminoso, o un diseño ligeramente diferente.
Lo peor es que en ese momento, justo cuando el teléfono todavía huele a nuevo, no hay suficientes análisis reales. Aún no se sabe si va a tener problemas de batería, si el software se comportará de manera estable, o si su rendimiento a largo plazo será el esperado.
Las primeras unidades, ¿valientes o conejillos de indias?
Uno de los grandes riesgos de ser de los primeros en tener un móvil nuevo es que, a veces, literalmente te conviertes en una especie de tester no oficial. Si el dispositivo tiene fallos de fábrica, errores de software o problemas de compatibilidad, te tocará lidiar con ellos antes de que la marca publique actualizaciones o soluciones. Si aparece un fallo en el rendimiento gráfico o en la estabilidad del sistema, puede afectar incluso a tareas cotidianas como ver vídeos, usar apps exigentes o jugar partidas rápidas a modalidades populares como 21+3 blackjack de Betfair, donde cualquier tirón o cierre inesperado rompe la experiencia.
A eso se suma que, si el fabricante decide ajustar la producción o mejorar algún componente en los siguientes lotes, tú te quedas con la versión menos refinada. Es decir, pagas más por una edición que, en muchos casos, no es la mejor.
Comprar con cabeza o dejarse llevar por la emoción
No se trata de criticar a quien compra un móvil el día del estreno. De hecho, hay usuarios para quienes sí tiene sentido: testers, creadores de contenido, seguidores fieles de una marca o personas que simplemente disfrutan estrenando tecnología.
Si tienes la posibilidad de esperar, aunque sea unas semanas, probablemente salgas ganando. Ahorrarás dinero, evitarás fallos propios del primer lote y tendrás mucho más claro lo que estás comprando. Así que, antes de reservarlo a ciegas o correr a la tienda con la tarjeta temblando, pregúntate si ese móvil vale realmente tanto... o si dentro de unos meses será exactamente el mismo, pero a mitad de precio.